Una de las características que describen con perfección a la mujer es su fortaleza, su tenacidad de mantenerse siempre de pie. En la vida cotidiana, la mujer cumple con múltiples funciones: trabaja, estudia, es hermana, amiga, confidente, compañera de vida incansable, pero también es esposa y madre. Hemos venido de una mujer que da la vida por nosotros, de la misma forma que lo hizo Jesús y que nos ama con ese amor incondicional, que nunca espera nada.
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Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.
El corazón de su marido está en ella confiado, y no carecerá de ganancias.
Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; y su marido también la alaba:
Muchas mujeres hicieron el bien; Mas tú sobrepasas a todas.
Proverbios 31: 10, 11, 28 y 29.
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Dios, que estaba ocupado creando a las Madres, llevaba ya seis días trabajando extraordinariamente cuando un ángel se le presentó y le dijo:
-Te afanas demasiado, Señor.
Y el Señor le repuso:
-¿Acaso no has leído las especificaciones que debe llenar este pedido?
“Esta criatura debe ser lavable de pies a cabeza, pero sin ser de plástico; llevar 180 piezas movibles, todas reemplazables; funcionar a base de café negro y sobras de la comida. Poseer un regazo que desaparezca cuando se ponga de pie; un beso capaz de curar todo, desde una pierna rota hasta un amor frustrado… y seis pares de manos”
Y el ángel confundido observó:
-¿Seis pares de manos? ¡Eso es imposible!
-No son las manos el problema-, agregó el Señor, -sino los tres pares de ojos.
-¿Y eso para el modelos normal?-, inquirió el ángel.
El Señor insistió:
-Uno para ver por la puerta siempre que pregunte: ¿Niños, qué andan haciendo?, aunque ya lo sepa muy bien. Otro, detrás de la cabeza para ver lo que más le valiera ignorar pero precisa saber. Y desde luego, los de adelante para mirar a un niño en apuros y decirle, sin siquiera pronunciarle una palabra: “Ya te entiendo hijo y te quiero mucho”.
El ángel le tiro de la manga y advirtió mansamente:
-Vale más que vayas a la cama, Señor, mañana será otro día…
-No puedo, y además me falta poco. Ya hice una que se cura por sí sola cuando enferma, que es capaz de alimentar a una familia de seis con medio kilo de carne molida y de persuadir a un chiquillo de nueve años que se esté quieto bajo la ducha.
Lentamente el ángel dio la vuelta en torno de uno de los modelos maternales:
-Me parece demasiado delicado-, comentó con un suspiro.
-Pero muy resistente-, aseguró Dios emocionado, -no tienes idea de lo que es capaz de resistir y sobre llevar.
-¿Podrá pensar?
-¡Claro! Y razonar y transigir.
Por último el ángel se inclinó y pasó una mano por una de la mejilla del modelo.
-¡Tiene una fuga!
-No es una fuga, es una lágrima.
-¿Y para qué sirve?
-Para expresar gozo, aflicción, desengaño, pesadumbre, soledad y orgullo.
-Eres un genio, Señor-, dijo el ángel.
Y Dios con un perfil de tristeza, observo:
-¡Yo no la puse!
Texto extraído del libro Un Regalo Excepcional, del autor Roger Patrón Lujan. 1993.