Vivimos tiempos difíciles, pero es momento de detenernos a pensar con profundidad en nuestros problemas para poder resolverlos.
—————————————————–
Platicando con unos amigos mecánicos acerca de las complicaciones de tener un taller y todo lo que ello arrastra, se me preguntó cómo le podemos hacer para enfrentar la crisis, a lo que yo respondí: ¿Cuál de todas las crisis que tienen los talleres?
Mi pregunta no es sarcástica ni va en ese sentido. La realidad es que muchas veces pensamos que la crisis es únicamente la falta de dinero y clientes. Pero existen otras que sufren los talleres y que se suman a la económica, haciendo más grande sus efectos.
Permítanme explicarles. El aspecto económico ha dañado a muchos negocios, no solamente a los talleres, pero no todos los problemas son porque no hay con qué pagar. Muchas veces me pregunto si es la situación la que hace que los mecánicos sean informales, descuidados y pocos planeadores; o por el contrario, porque son así, la situación se agrava.
Por ello, es importante distinguir y separar “nuestras crisis”, las que sí podemos resolver del trance económico global.
Crisis de servicio
Sigue existiendo una visión equivocada de lo que es la atención al cliente. A pesar de que desde hace muchos años las encuestas señalan que son los malos tratos lo que hacen que una persona cambie de mecánico, muchos de éstos siguen tratando así al usuario, abusando de su confianza.
El poco respeto hacia las personas, hace que éstas se sientan ofendidas y es por ello que muchos establecimientos pierdan clientes constantemente.
Para resolver esta crisis, es necesario un cambio de mentalidad y visión, ubicando al cliente en una realidad que le debe decir a todos: “Vives del cliente, no lo puedes tratar mal”.
Crisis empresarial
Cada que expongo en una conferencia la importancia de llevar el taller como una empresa y no cómo un changarro o hobbie, se hace evidente entre los asistentes que la gran mayoría carecen de controles y registros administrativos que les permitan conocer y manejar su compañía, planeando en lugar de corregir y construyendo en lugar de reparar.
El mecánico se preocupa muy poco en el aspecto administrativo, sin tener en cuenta que es la mala administración la que muchas veces acaba con las organizaciones.
En teoría, un taller se instala para ganar dinero; entonces, ¿Por qué la gran mayoría de los mecánicos no pueden responder la sencilla pregunta de cuánto ganaron el mes pasado?
La falta de controles les impide anticipar problemas y defender su trabajo. El responsable de un taller se debe prepara para ser un empresario, porque la formación de mecánico no es suficiente para ello.
Crisis profesional
Me da mucha tristeza ver como todavía existen mecánicos que no comprenden que el mercado requiere de profesionales y no de simples cambia-piezas, aún con las opciones de capacitación que existen actualmente, de las cuales hay de excelente nivel. Muchos se han quedado con la idea de que la mecánica se puede “aprender sobre la marcha” y que si se equivocan, el cliente va a seguir pagando sus errores.
Es común escuchar a la gente quejarse de sus mecánicos porque se la pasan adivinando o “nomás no le atinan a la falla”, lo que se traduce en un profesionalismo deficiente.
Tal vez en otra colaboración tenga la oportunidad de ampliar este tema mencionando otras crisis de los talleres, por esta ocasión me quedo con estas tres.
Insisto, si bien la situación está complicada y lo que pasa en Europa o Estados Unidos nos pega, la realidad es que hay otras cosas que sí podemos cambiar, pero para ello debemos aceptar en que estamos fallando para poder mejorar.