Alguna vez se ha preguntado si ¿la manera en que dirige su taller mecánico es la adecuada? La forma en que se administran los recursos humanos se conoce como estilo de liderazgo, que ayuda a maximizar el potencial de las personas y al mismo tiempo beneficiar el negocio.Existen diversos tipos de liderazgo, por ejemplo, el estilo coercitivo tiene como objetivo el cumplimiento inmediato de las actividades. Se caracteriza por dictar muchas órdenes y establecer una rigurosa supervisión.
Funciona cuando el personal comete errores que necesitan ser corregidos rápidamente, así el supervisor debe vigilar a sus empleados para que no se cometan nuevamente.
Puede darse el caso, que en el taller mecánico un empleado no esté realizando bien una afinación y el cliente se queje del mal servicio, el supervisor debe inspeccionar la actividad y estar presente para que se cumpla oportunamente.
El estilo directivo proporciona proyección. Se caracteriza por establecer metas generales, en las cuales se les hace saber a todo el personal cuáles son las actividades que necesita desarrollar para el funcionamiento del negocio, brinda retroalimentación tanto en aspectos positivos como negativos de las labores.
En el taller, un supervisor puede especificar el plan de trabajo de mantenimiento de unidades y señalar las funciones que delegará a cada persona, unas puedes estar encargadas de detectar las fallas y otras de corregirlas.
En el trascurso del trabajo, así como al final del tiempo presupuestado, el supervisor tiene que evaluar los aspectos positivos y negativos del mantenimiento de los vehículos y darlos a conocer.
Por su parte, el estilo democrático tiene como meta lograr el compromiso entre colaboradores y generar nuevas ideas, se da la confianza a los trabajadores y se les deja que tomen decisiones.
Un supervisor puede establecer un plan de trabajo apoyado en ideas de los mecánicos, puesto que ellos conocen algunos aspectos diferentes del funcionamiento de un taller y su experiencia es un factor a considerar.
El estilo tutorial tiene como propósito desarrollar al personal que se tiene a cargo. Se caracteriza por identificar las fortalezas y debilidades de los trabajadores y los anima a desenvolverse y capacitarse en los requerimientos de trabajo.
Si un supervisor se da cuenta del potencial que tiene un mecánico, que quizá está empezando su trayectoria, puede aconsejarle para alguna capacitación específica para lograr la profesionalización del trabajador.
El estilo de marcapasos establece como meta realizar un trabajo con altos estándares de rendimiento, es poco tolerante al error, espera que los colaboradores conozcan los principios y la lógica del trabajo, sólo delega actividades cuando se cuenta con una persona sumamente preparada.
Por ejemplo, si un cliente llega al taller pidiendo una reparación, es necesario que el supervisor asigne al mejor mecánico y lo dirija en los pormenores para asegurarse que con su instrucción y el conocimiento de su empleado se cumplirá con el trabajo y así incrementar su cartera de clientes.
Cabe destacar que cada estilo es efectivo en distintas circunstancias, hay que saber cuál aplicar dependiendo de la situación y de los recursos humanos.