El fin de este asunto, es que ya se ha escuchado todo. Teme, pues, a Dios y cumple sus mandamientos, porque esto es todo para el hombre. Pues Dios juzgará toda obra, buena o mala, aun la realizada en secreto.
El Señor dice: Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti.
No seas como el mulo o el caballo, que no tienen discernimiento, y cuyo brío hay que domar con brida y freno, para acercarlos a ti.
Eclesiastés 12: 13 y 14
Salmos 32: 8 y 9.
Según el dicho popular: Todos somos arquitectos de nuestro propio destino. ¡y así lo hemos creído!, pero muy pocas veces, al hacer una elección lo hemos tomado en consideración y planeamos a nuestra conveniencia, sin detenernos a reflexionar en las consecuencias. Sabemos que Dios nos colma de bendiciones, depende de nosotros lo que hagamos con cada una de ellas.
Había un viudo que vivía con sus dos hijas curiosas e inteligentes. Las niñas siempre hacían muchas preguntas. A algunas de ellas, él sabía responder, a otras no.
Como pretendía ofrecerles la mejor educación, mandó a las niñas de vacaciones con un sabio que vivía en lo alto de una colina.
El sabio siempre respondía a todas las preguntas sin siquiera dudar.
Impacientes con el sabio, las niñas decidieron inventar una pregunta que él no sabría responder.
Entonces, una de ellas apareció con una linda mariposa azul que usaría para engañar al sabio.
“¿Qué vas a hacer?” – preguntó la hermana.
“Voy a esconder la mariposa en mis manos y preguntarle al sabio si está viva o muerta”.
“Si él dijese que está muerta, abriré mis manos y la dejaré volar. Si dice que está viva, la apretaré y la aplastaré.
Y así, cualquiera que sea su respuesta, “¡será una respuesta equivocada!”.
Las dos niñas fueron entonces al encuentro del sabio, que estaba meditando.
– “Tengo aquí una mariposa azul. Dígame, sabio, ¿está viva o muerta?”.
Muy calmadamente el sabio sonrió y respondió:
“Depende de ti… Ella está en tus manos”.
Así es nuestra vida, nuestro presente y nuestro futuro está en nuestras manos, no debemos culpar a nadie cuando algo falle: Somos los responsables por aquello que conquistamos o no.