Por Ing. Alberto Quiroga
Don Memo es dueño de un taller mecánico y a pesar de que cuenta con varios trabajadores, siente que debería tener más ingresos, pero se ve limitado ya que en muchos casos termina realizando otras funciones porque no confía en su gente.
Recientemente se enfermó y estuvo dos días en cama, (aunque el doctor le recomendó que guardara reposo por más tiempo), pero tal como se imaginó, bastaron dos días para que su negocio tuviera múltiples problemas porque no se hicieron las cosas “como a él le gustan”.
Se siente preso de su taller, impotente ante los problemas. Asegura que siempre le llegan personas que no tienen la capacidad que él desea. Quisiera irse de vacaciones, pero la idea de estar lejos de su local, le asusta. ¿Qué puede hacer?
Don Memo padece el mismo problema que otros miles de talleres: debido a una falta de estructura organizacional, dependen del dueño. Negocios en los que no existen las condiciones para que los trabajadores tomen decisiones y parecen no querer comprometerse.
“¿Qué tienen de especial los dueños de talleres que van creciendo? Simplemente saben delegar”.
En la realidad, una empresa dependiente tiene un crecimiento limitado (al tamaño de su propietario). Para que una empresa pueda desarrollarse, debe agregar a su estructura personas que puedan tomar decisiones y responsabilidades, con el mismo objetivo y compromiso que el dueño, pero independientes de él.
Si es tu caso, probablemente en estos momentos debes estar pensando que en el papel se lee bien, pero en la realidad, es muy difícil encontrar personal comprometido. Debemos preguntarnos por qué existen talleres en los que se trabaja bien ¿Acaso los traen de otro planeta?
Los dueños de talleres que van creciendo saben transferir poder y responsabilidad a sus empleados para que vayan haciendo cosas que por limitaciones de tiempo y espacio no pueden realizar.
Delegar no es sencillo porque implica dar poder a los demás, lo cual puede resultar peligroso. Pero de igual manera que tú no le darías un bisturí a un bebé, tampoco le vas a dar autoridad a alguien que no está preparado.
Rodeate de personas con potencial aun cuando carezcan inicialmente de capacidad, es el primer secreto, para delegar responsabilidades (Ya hemos escrito varias veces en este espacio acerca de la importancia de contratar adecuadamente).
Capacitación. Una vez que tengas a una persona con potencial, la debes especializar para que pueda tomar decisiones importantes.
Por ejemplo, supongamos que no te da tiempo de cotizar refacciones y te gustaría que alguien lo hiciera por ti. Aunque no es difícil, en otras ocasiones ya has delegado esa acción y te han hecho malas compras, pagando precios altos o adquiriendo productos de mala calidad o especificaciones equivocadas, por eso lo haces tú. Sin embargo, hoy tomas la decisión de ceder la compra a un empleado que no sabe hacerlo, pero tiene la disposición.
Explícale la responsabilidad que le quieres dar, las condiciones generales, problemáticas y objetivos, le señalas que va a estar en un proceso de aprendizaje, durante el cual vas a ir llevándolo prácticamente de la mano para ir corrigiendo las fallas en cuanto se presenten, además de resolver sus dudas.
Este proceso debe ser gradual, comienza por lo sencillo y sube de nivel conforme se dominen las responsabilidades y aunque a veces parece lento, es mucho más seguro y productivo que otorgar obligaciones o a tratar de hacer varias tareas para tener el control total por miedo a caer en algún error.
Ing. Alberto Quiroga Venegas
Dirección de Proyectos
Sistemas Integrales de Capacitación y
Asesoría Automotriz, S.C.