Parece ser que el sector automotriz no puede descansar ni un mes de la amenaza arancelaria de Donald Trump, Presidente de los Estados Unidos. Tras el anuncio de imposición del 25% de aranceles a los autos no fabricados en territorio estadounidense, General Motors (GM) y Stellantis reportaron caídas importantes en sus acciones.
GM, originaria de Detroit Michigan, reportó este jueves una caída de alrededor del 6.4% en la bolsa de valores de Wall Street.
Sin embargo, el impacto de los aranceles no se limitó a la compañía dueña de Chevrolet, ya que Stellantis también reportó que las acciones que cotizan en Milán, Italia, cayeron hasta su punto más bajo desde su creación, de acuerdo a la agencia Reuters.
En este sentido, John Elkann, Presidente de Stellantis, expresó su preocupación por los gravámenes y el impacto en el precio de los automóviles.
Otra marca que no se salvó del desastre fue Tesla, la cual descendió 5.5%, después de cinco días continuos de avances. Por su parte, Honda y Toyota también sufrieron las consecuencias -aunque en menor medida- con una caída de 2.2% y 2.5%, respectivamente.
Cabe destacar que la marca con mayor preocupación por los efectos de los aranceles es GM, ya que la armadora abastece de México y Canadá el 40% de sus unidades comercializadas en Estados Unidos.
Un rayito de esperanza
Pese al panorama complejo, Marcelo Ebrard, Secretario de Economía, indicó que él y su equipo, estaban en negociaciones con sus pares del país vecino para definir los lineamientos de los aranceles.
La razón detrás de este “rayito de esperanza” es que los vehículos producidos en México recibirán una reducción basada en el porcentaje de componentes fabricados en la región. Esta exención se aplica siempre que cumplan con las reglas de origen establecidas en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), lo que permite que solo se grave el valor del contenido no estadounidense.
Asimismo, el funcionario recalcó que México exporta alrededor de tres millones de vehículos al país de las barras y las estrellas, por lo que un convenio que favorezca a ambas partes es lo más razonable.
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