¿Qué relación tiene la presión de las llantas con el consumo de combustible? La respuesta es bastante. Cuando los neumáticos no tienen la presión adecuada, el motor necesita trabajar más para mover el mismo peso. Esto aumenta el consumo de gasolina y reduce los kilómetros por galón. Por eso, si notas que tu carro gasta más gasolina de lo normal, revisa primero la presión de las llantas.
Las llantas poco infladas generan mayor resistencia al rodamiento, es decir, más fricción al avanzar. Es similar a andar en bicicleta con los neumáticos bajos: pedaleas más y avanzas menos. Además de consumir más gasolina, una presión baja provoca un desgaste irregular, sobre todo en los hombros, lo que acorta su vida útil. También aumentan la distancia de frenado, reducen la estabilidad del vehículo y pueden provocar ponchaduras, es decir, fallas graves por acumulación de calor y desgaste excesivo.
Mantener la presión correcta evita estos problemas y mejora la conducción. Se recomienda revisar las llantas al menos una vez al mes y antes de viajes largos. Para saber la presión ideal de tu vehículo, consulta el manual del propietario o la guía en el marco de la puerta del conductor.
¿Y si las inflo al máximo?
Bajo la lógica de “a menos presión, más consumo de gasolina”, es común pensar que una presión exagerada nos hará gasta menos combustible. Sin embargo, inflar las llantas en exceso tampoco es recomendable.
El exceso disminuye la tracción, empeora la calidad de manejo y aumenta el riesgo de ponchaduras. La mejor práctica es mantener la presión indicada por el fabricante y realizar rotaciones periódicas.
La presión de las llantas no solo influye en el ahorro de combustible, también afecta la seguridad, el rendimiento y la vida útil de los neumáticos. Dedicar unos minutos al mes para revisarlas puede mejorar tu economía, proteger tu seguridad y alargar su vida útil.
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