Por Juan Carlos Guzmán / Mireya Peralvillo
El músculo de China en el sector automotriz no tiene comparación con el resto del mundo, basta con observar los números de producción y comercialización que ostenta en la actualidad para darse cuenta de su espectacular crecimiento. Según cifras compartidas con la consultoría Deloitte, en ese país se fabrican aproximadamente 23 millones de vehículos, y se venden casi 21.5 millones.
“Es el mercado más grande y con el mayor número de consumidores en el mundo, incluso rebasando a los Estados Unidos, quienes en su mercado interno tienen un número aproximado de 17 millones de vehículos anuales ligeros. Sin lugar a duda, el liderazgo de China es importante”, afirma Alberto Torrijos, socio líder del sector automotriz en dicha firma.
Es un hecho que dicho país asiático no tiene comparación en el mundo en estos términos; sin embargo, no siempre fue así.
Industria potencial
El actual contexto de China no se puede entender sin tomar en cuenta que el sector automotriz fue planteado como uno de los que se debían promover como parte de la estrategia de modernización del país; algo que, en un inicio, se impulsó invitando al capital extranjero y consecuentemente con el desarrollo de sus propias capacidades, de acuerdo con Natalia Rivera, académica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Una prueba de esta capacidad se refleja en el crecimiento que ronda el 270% registrado en producción automotriz en la década previa a 2017, y de incrementos de más de 40 veces si se toma en cuenta lo manufacturado desde el año 2000, cuando apenas se rebasaban las 600 mil unidades según cifras de la Organización Internacional de Fabricantes de Vehículos Motorizados (OICA, por sus siglas en inglés).
El desarrollo se puede calificar de abismal para un país que, de acuerdo con Rivera, hasta la década de los 80 basaba su mercado en importaciones provenientes de la Unión Soviética.
La capacidad del gigante de Asia está más que comprobada. Es líder mundial tanto en producción de autos como en las partes que los componen, con números que en 2017 rondaron los 600 mil millones de dólares, para este último rubro, de acuerdo con datos publicados por las principales agrupaciones mexicanas del sector.
¿Negocio creciente?
Si comparamos las cifras de producción y comercialización de China observamos que la mayoría de los automóviles que se fabrican son para el mercado local.
El caso de los autos de origen chino en México es especial, actualmente son pocas las firmas que tienen presencia en un mercado en el que, de acuerdo con el representante de Deloitte, se tiene la experiencia de FAW. Una compañía que nunca logró abrir mercado, dejando una imagen de la mala calidad.
“En los últimos años, con la apertura y entrada de compañías como BAIC o la misma JAC, se trató de dar vuelta a esa mala imagen que tenían las marcas chinas en territorio nacional, eso es algo entendido por todos”, comenta Torrijos.
BAIC tiene poco tiempo de haber comenzado a reportar cifras en el mercado mexicano. En el primer bimestre de 2019 registraron ventas por 680 unidades, de acuerdo con datos de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA).En este sentido, Andrés Lerch, socio líder del segmento automotriz de Ernst & Young México (EY), recuerda que las firmas chinas aún no destacan por su presencia en el mercado nacional, ya que tienen poco segmento de mercado.
“Los vehículos chinos son para esos mercados asiáticos, ahí van a seguir creciendo, pero no me parece que sean una amenaza para México”, señala Lerch.
Protagonismo en autopartes
El académico de la UNAM, José Ignacio Martínez, quien es coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN), hace énfasis en el protagonismo de dicho país en este rubro. “China concentra a nivel mundial el principal sector de autopartes. La mayoría, si no es que todas las armadoras a nivel internacional tienen en China su principal mercado de producción”, señala.
En este sentido la pregunta pertinente sería si el gigante de Asia, con su enorme capacidad de producción, tiene repercusiones en otro de los grandes productores de autos a nivel global: México.
Si bien la penetración de mercado que los autos chinos poseen en el ámbito nacional aún es baja, el rubro de partes de automóviles tiene una gran importancia entre los dos países.
Según datos de The Observatory of Economic of Complexity (OEC), una herramienta sobre economía impulsada por el Instituto tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), China es el tercer exportador mundial en el rubro descrito como “piezas-repuestos”.
En este sentido, México es uno de los países que más partes de vehículos importa desde esta nación, con un volumen del 6.3% del total de los productos de este tipo, sólo detrás de Estados Unidos, al que se manda el 32% y Japón, que acumula el 9.6%.
Esta tendencia creciente de exportaciones de componentes se dio de acuerdo con Rivera, como una consecuencia de la capacidad que el país tuvo para sustituir por producción local, lo que inicialmente se importaba. “Esto los lleva a tener un plus, acumular conocimiento para producir sus propios componentes y después exportarlos al mundo”, dijo.
Según datos del Centro de Estudios China-México (Cechimex), de la UNAM, en 2017 China envió a México autopartes por un valor de 4 mil 938 millones de dólares, cifra que casi se ha quintuplicado desde lo registrado en 2007, cuando contabilizó 934 millones de dólares.
En tanto, lo que México envió a China en 2017 ascendió a 960 millones de dólares, es decir, un diferencia de casi 4 mil millones de dólares.
El estigma “calidad”
Una de las variantes que desacredita a las autopartes chinas gira en torno a la calidad. En este sentido, existen distintos matices sobre el tema.
Torrijos comenta que el crecimiento del sector automotriz en dicho país está soportado por las alianzas que han consolidado, además de la adquisición de tecnología y las regulaciones que los han hecho avanzar, por lo que sería injusto considerar que el mito permanece. “China ha hecho una labor muy importante en cuanto a inversiones en desarrollo e investigación”, dijo.
Sin embargo, reconoce que en el mercado de repuesto puede haber productos de baja calidad dado que, aunque existen regulaciones, el mercado es más abierto.
En este sentido, Andrés Lerch, de EY, coincide en que, si hay un mercado importante de autopartes de origen chino, sobre todo para autos usados, y esto se debe a que en México la cultura de mantenimiento es reactiva y no preventiva.
“Desafortunadamente cuando comparas una refacción mexicana contra una refacción china, la mexicana es tal vez 30% más cara, pero la calidad es infinitamente mejor; sin embargo, la gente seguirá comprando refacciones chinas. No hay una cultura de calidad en el mercado de refacciones”, afirma.
El especialista señala que existe un número importante de autopartes mexicanas que se comercializan en el mercado. Sin embargo, “el 30% son de origen chino y seguirá creciendo si mantienen sus precios bajos”, afirma. Asimismo, matiza al referir que es posible que en un largo plazo los consumidores se cansen de la baja calidad.
En tanto, el académico de la UNAM señala que China tiene la capacidad de producir a tres grandes niveles: con mala calidad; con valor agregado manufacturero y, con un alto valor agregado tecnológico, ejemplo de ello, el sector automotriz y aeroespacial, respectivamente.
Inversión extranjera
BAIC ha manifestado sus intenciones de instalar una planta en México con la capacidad de producir hasta 20 mil unidades, de acuerdo con lo dicho por la empresa se prevé que se comience a construir el próximo año y arranque producción en 2022.
De acuerdo con el especialista de Deloitte, nuestro país puede ser un terreno fértil para las firmas de origen chino que busquen aprovechar condiciones como la mano de obra barata. “Las inversiones chinas para este año se estiman más o menos en alrededor de 3 mil millones de dólares que puedan venir de compañías autoparteras”, afirma.
No obstante, considera que el valor de estas inversiones es relativamente bajo, comparado con las inversiones que la industria ha contabilizado de otros países en la última década.
Por su parte, Rivera también ve que pueda existir interés de China por invertir en México, siempre y cuando, el país ofrezca las condiciones que requieren los inversionistas, como son la seguridad en el territorio nacional y la posibilidad de que las operaciones de las empresas sean rentables.
“Sobre todo, tiene que ver mucho con el tema de la seguridad, porque sin ésta, muchas de las industrias en lugar de venir a radicar a México, bien podrían irse a Estados Unidos o Brasil, donde las condiciones son mucho más estables”, afirma Rivera.
Más allá del papel que juega en México, el gigante asiático ofrece un futuro promisorio en investigación y desarrollo, una vez que ambos académicos coinciden en que una de las fortalezas de China es la capacidad para desarrollar ingeniería de alto nivel.