Círculos de experiencias

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Compartir conocimientos y habilidades es una de las mejores inversiones que puede hacer un mecánico profesional. Reunir a personas para cursos y conferencias me ha dado la oportunidad de poner en práctica un ejercicio muy parecido a los Círculos de Calidad, los cuales yo suelo llamar Círculos de Experiencias.

En otras ocasiones, hemos hablado de la importancia de aprovechar las experiencias de la vida diaria por medio de la reflexión y el estudio. Si las anotamos en un cuaderno o las registramos en la computadora, se lleva una memoria que nos da mejor resultado que confiarnos simplemente a nuestra capacidad de recordar.

Si además de reflexionar sobre nuestros problemas y escribirlos, nos decidimos a compartirlos con otros colegas, incrementamos nuestro crecimiento porque al describir la situación a otras personas, refuerza nuestros conocimientos, y eso lo comprobamos cada día quienes nos dedicamos a impartir clases.

Planeación

Hace algunos años, en Japón se puso en práctica la costumbre de reunir trabajadores de una misma empresa para que con base en sus experiencias, se ocuparan de resolver problemas reservados con anterioridad a los ingenieros o gerentes.

Todo eso, se hacia bajo el concepto de que un obrero que repetía la misma operación cientos de veces al día llegaba a saber más del proceso que el mismo ingeniero que lo desarrolló.

A estos grupos se les llamó Círculos de Calidad. Bajo este mismo planteamiento, yo le propongo a usted amable lector, que se de un tiempo cada quince días o mensualmente para compartir con otros mecánicos experiencias sobre algún tema en específico, como podría ser: problemas en el trato al cliente, compra de refacciones, fallas técnicas o cualquier otro argumento de importancia común en los talleres.

Supongamos que usted vence la barrera psicológica de ver en todo mecánico que no trabaje con usted a un competidor y lo ve mejor como colega. Eso, es el primer paso.

El segundo es formar un grupo de colegas, de entre tres hasta quince personas, para un mejor control, y comprometerse a reunirse periódicamente para comentar un tema de interés común.

El tercero es nombrar un coordinador, quien dirigirá las reuniones y llevará el control de quien habla por turno y los temas a tratar.

El cuarto paso es programar la primera reunión y proponer el hecho a tratar. Pueden comenzar con algo sencillo como fallas de mecánica, describiendo la situación desde el diagnóstico y las pruebas hasta llegar a la reparación. Todos los participantes en el Círculo, deberán entonces preparar su tema.

El quinto proceso es realizar la primera reunión, en donde cada uno, por turno, compartirá con todos los demás su experiencia, tratando de ser lo más descriptivo posible. Supongamos que son quince, cada asistente compartirá su tema y se llevará a cambio catorce más, lo cual es muy buen negocio.

Si todo marcha bien, compartirán las experiencias y saldrán de esa primera reunión con una buena carga de nuevos conocimientos. Se programará otra reunión y otra situación para repetir este ejercicio.

Enemigos a vencer
Lo anterior suena sencillo en el papel, pero la realidad es que he visto varios intentos que han fracasado porque se dejan vencer por enemigos que parecen ser  muy comunes entre nosotros los mexicanos. Me refiero a la envidia y el egoísmo, a la falta de compromiso y el abuso.

Por ejemplo, un mecánico puede tratar de aprovecharse de los demás compartiendo experiencias muy sencillas y de bajo nivel, mientras los demás se esfuerzan por preparar bien sus temas, lo cual provoca descontento.

Otros buscan aprovecharse y aceptan gustosos las experiencias de los demás,  pero no comparten las suyas porque “nunca les ha pasado nada importante”, es decir, les gusta recibir pero no dar, pondrán pretextos para asistir y beneficiarse cuando les convenga, por lo que no ponen de su parte.

Es necesario pensar en el gran beneficio grupal de largo plazo y no en el pequeño beneficio individual de corto plazo.

Los Círculos de Experiencias funcionan cuando los participantes trabajan parejo. Traten de que siempre el beneficio sea igual para todos y que no se le cargue el trabajo a uno solo. Por ejemplo, roten el taller o el lugar donde se van a reunir si es que se le hace pesado a alguno poner siempre su local. Traten de ser equitativos y platiquen las diferencias que seguramente surgirán antes de que se hagan grandes y causen resentimientos.

Por último, proporciónese cada uno de ustedes la oportunidad de compartir. Vale la pena.

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