Con el mismo rumbo

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¿Por qué nos cuesta tanto a los mexicanos remar con el mismo rumbo?

Dentro de mi actividad de capacitación, me ha tocado atender a grupos de dueños de talleres y a grupos de empleados, y también grupos mixtos. Pero cuando predominan ya sea dueños o empleados, unos a otros suelen mandarse críticas.
Cuando se trata de dueños, éstos se quejan que sus mecánicos, hojalateros, pintores o secretarias no tiene amor por la camiseta, son irresponsables, no desquitan su sueldo o no les importa la calidad.

Cuando los que opinan son los empleados, se lamentan porque los dueños no los toman en cuenta ni les reconocen su trabajo, no les pagan lo suficiente y no les dan lo que necesitan.

Y también entre compañeros sucede lo mismo. Dentro de un taller los compañeros se pueden bloquear unos a otros, y si hablamos de asociaciones, suele suceder que la mesa directiva sea criticada por tomar decisiones que parecen beneficiar únicamente a algunos cuantos.

En pocas palabras, en la mayoría de las situaciones parece que es imposible ponerse de acuerdo, y cada quien busca jalar por su lado.

Analizando el problema

Comencemos por identificar algunas de las causas por las que a los mexicanos nos cuesta trabajo tomar un mismo rumbo.

La primera que quiero mencionar por evidente es la del Egocentrismo. Cuando la gente piensa exclusivamente en si misma, es muy difícil que se abra a nuevas ideas o formas de pensar. Si alguien cree que sólo lo que él piensa tiene validez, cualquiera que piensa diferente estará equivocado.

Si un patrón piensa que su mecánico debe trabajar horas extras sin cobrar porque “bastante hace con darle trabajo” piensa egocéntricamente porque no se pone en el lugar de un trabajador que considera que a mayor trabajo debe recibir mayor paga.

Otra de las causas es el Egoísmo, presente por ejemplo en las asociaciones cuyas mesas directivas se guardan la información y beneficios que les dan los fabricantes y no se las transmiten a sus socios. Algunas agrupaciones de mecánicos han fracasado porque sus presidentes ocuparon el puesto para beneficiarse y no para buscar beneficios en conjunto, actuando egoístamente.

Como tercer causa puedo mencionar la falta de Espíritu de Servicio, debida a que a muchos los han educado no para servir, sino para servirse de los demás. Nuestra cultura parece decirnos que el que ayuda a los demás es un tonto, y quien se aprovecha de los demás es muy inteligente, pero como desafortunadamente esa mentalidad está en muchos, unos a otros se cuidan entre si en lugar de ponerse a trabajar en conjunto.

Y por último quiero mencionar la falta de Visión de Trabajo en Equipo, que es lo que nos permite ver que en conjunto podemos llegar más lejos que cada quien por su lado.

La Sinergia

El principio de Sinergia nos dice que el esfuerzo en conjunto produce resultados mayores que la suma de los esfuerzos individuales. Expliquémoslo con un ejemplo:

Supongamos que en un taller con seis mecánicos cada quien trabaja por su lado, sin tomar en cuenta al otro ni ayudándose entre si. Como cada quien trabaja con sus propios medios, reparan cada uno un auto al día. Pero deciden cambiar y aplicar el principio de sinergia, y comienzan por aprovechar las habilidades de cada uno de ellos. Por ejemplo, el Mecánico 1 es muy bueno para el uso del scanner, y por ello él apoya preferentemente en los diagnósticos, el Mecánico 2 es muy hábil para desmontar piezas, y él ayuda a los demás en estas actividades; y el Mecánico 3 tiene una excelente habilidad para probar circuitos, por lo que es el encargado de auxiliar a los demás en estas tareas, y así sucesivamente, cada uno de los mecánicos cuenta con una serie de habilidades que pone al servicio de los demás. Cuando van a desmontar un motor, lo hacen entre todos, y cuando van por refacciones, aprovechan para hacer un solo viaje, y se van rotando esas tareas. Resultado: En conjunto no reparan seis autos por día, sino doce.

En esto consiste el principio de sinergia, en aprovechar las habilidades de todos en mi favor, y poner mis habilidades en favor de los demás, cambiando un resultado personal bueno, por un resultado grupal mejor.

Hablábamos párrafos arriba de la falta de visión, del egocentrismo y el egoísmo. Hablemos ahora de cómo atacarlo:

Recuerdo en una ocasión, que un grupo de mecánicos se interesó por adquirir unas boyas para lavado de inyectores. Debido a que estos talleres no contaban con el dinero para comprarla en efectivo me pidieron asesoría y yo les sugerí que organizaran una tanda, de forma que cada quince días, cada uno de ellos pusiera su parte proporcional y se adquiriera un equipo.

Más información en Alianza Automotriz 329 agosto de 2006

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