Las nuevas opciones de movilidad sustentable están ganando terreno en el mercado automotriz, sin embargo, la transición de vehículos con motor de combustión a modelos eléctricos e híbridos están generando inquietudes a los compradores.
De acuerdo con Carlos Blanco Taracena, Country Manager de Tesa Tape México, los usuarios de vehículos “no identifican diferencias sustanciales en comparación con los vehículos de combustión convencionales. Desde la perspectiva del usuario, cargar combustible y los patrones de mantenimiento son similares, aunque se destaca la particularidad de que el motor de combustión no siempre se enciende desde el arranque, operando intermitentemente. Por otro lado, los mild-hybrid no presentan cambios notables, ya que el motor de combustión sigue siendo el principal propulsor del vehículo”.
A pesar de esto, para el caso de los vehículos eléctricos, el conductor sí “experimenta un cambio más evidente en las sensaciones de conducción. El silencio en su funcionamiento es notorio, dado que el motor eléctrico no está constantemente en marcha y la aceleración apenas genera ruido. Además, el uso del frenado regenerativo requiere una adaptación, ya que la reducción de velocidad al soltar el acelerador es notablemente más rápida”.
Pero las diferencias no sólo se centran en el manejo, ya que también impactan el mantenimiento del vehículo. Los vehículos eléctricos, por ejemplo, presentan un mantenimiento centrado en los elementos de desgaste, como frenos, suspensión y neumáticos, además, el que no generen emisiones contaminantes hace que se reduzca la necesidad de inspecciones periódicas.
Mientras que en fabricación, la diferencia radica en que los vehículos de combustión interna cuentan con un tren motor-transmisión con un tanque de combustible, que en conjunto suman menor peso que el motor eléctrico y su paquete de baterías.
Sin embargo, estas diferencias destacan más cuando se recuerda que, a pesar de compartir procesos de diseño similares y la capacidad de trasladar a sus ocupantes, el motor de combustión interna genera gases contaminantes.
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