Tal vez has escuchado esta historia.
Un mecánico que trabaja para un taller, un día, cansado de ser empleado, decide independizarse.
Consigue prestada o renta una accesoria, se jala uno que otro cliente y comienza a trabajar por su cuenta. Y con orgullo (¿por qué no?) le reparte a cuantos puede su tarjeta satisfecho de ser dueño de un taller.
Si hasta ese momento nunca se había preocupado por la administración del taller, en ese instante comienza a hacerlo, sobre la marcha, y según pueda él decidir, porque las responsabilidades son diferentes entre patrón y empleado.
Por ejemplo, cuando era empleado y llegaba tarde, daba cualquier pretexto y se ponía a trabajar, ahora de patrón, si llega tarde se da cuenta que los clientes no lo esperaron y se fueron.
Cuando nuestro mecánico era empleado, si se rompía una herramienta, él la escondía o la reportaba, pero ahora de dueño se tiene que preocupar por reponerla, y sólo entonces busca cuidarla.
Antes, cuando trabajaba en el otro taller, cada fin de mes solo se preocupaba por darle la vuelta a la hoja del calendario. Pero ahora debe preocuparse de pagar la renta, la luz, el agua, los impuestos.
Y si hablamos de inspectores, antes solo los veía pasar, ahora tiene que enfrentarlos y sufrirlos.
Y que decir de sus empleados, ahora batalla con ellos, no sabe como manejarlos, tiene conflictos con ellos porque les da la mano y le toman el pie. Pero es que nunca se preocupo por aprender acerca de Recursos Humanos.
Cómo extraña los sábados de antes, cuando estiraba la mano para cobrar su sueldo. Ahora debe él pagarlos, y muchas veces no alcanza.
Y así podríamos continuar, porque son muchas las diferencias entre ser empleado y ser patrón.
¿El resultado? A los pocos meses o al año, el mecánico se ve forzado a cerrar su taller y volver a buscar trabajo como empleado.
¿Qué es lo que sucede aquí? Pues básicamente una falta de visión ante un proyecto tan importante como lo es abrir una nueva empresa.
Las estadísticas marcan que cerca del 80% de las nuevas empresas fracasan antes de 3 años. Es decir, ocho de cada diez no duran más allá de este tiempo.
Según estudios realizados con personas que han emprendido un negocio y han fracasado, la principal causa está en la falta de experiencia para el negocio. Si analizamos el caso que arriba platicamos, el mecánico, aun cuando tiene experiencia en el ramo automotriz, no la tiene como administrador y líder, y por ello fracasa.
La experiencia
Cuando buscamos trabajo, o simplemente leemos los anuncios de empleo, vemos repetida constantemente la frase: “mecánico con 5 años de experiencia”, “secretaria con 3 años de experiencia”, “ingeniero con 10 años de experiencia”.
Se repite tanto la frase, que la mayoría de la gente llega a creer que la experiencia se adquiere por el tiempo que permanecemos en una actividad. Sin embargo, esto es equivocado.
La experienciase adquiere A TRAVES del tiempo, y NO en el tiempo. Y para ello bastaría responder una pregunta:
¿Un mecánico que tenga 15 años trabajando en un taller, sabe más que uno que tenga sólo dos?
Seguramente me responderá que depende, lo que nos lleva a comprobar que no necesariamente por estar en un taller se adquiere experiencia, sino que intervienen otros factores, y de ellos el más importante es la reflexión.
La Reflexión como generadora de experiencia
Si un mecánico siendo trabajador se detiene a pensar que es lo que en realidad hace su patrón, y piensa de manera inteligente, irá mucho más allá del análisis simplista de decir que el patrón no hace nada y cobra.
Si el mécanico reflexiona acerca del por qué de los papeles que el dueño llena, acerca de dónde y cómo se obtiene el dinero que sirve para pagarle sus sueldos. Si el mecánico observa cómo es la mejor manera de tratar a los clientes y se cuestiona porque se cobra 100 y no 80 o 120, entonces comienza un proceso intelectual que lo lleva a incrementar su experiencia.
Si alguien reflexiona, tarde o temprano logra un crecimiento profesional, porque detecta errores y alternativas, y se acostumbra a analizar antes de tomar decisiones.
Seguramente, un mecánico que conozca todos los beneficios que lleva el ser patrón se verá atraído por la independencia laboral. Pero si este mecánico además conoce todas las responsabilidades de ser dueño, tomará la decisión de poner su propio taller con mucha mayor seriedad y preparación.
El éxito es un hábito
Otro de los factores que afectan a las personas en todos los ámbitos es el peso de sus hábitos y costumbres.
Aquel mecánico que está acostumbrado a llegar tarde todos los días, aun cuando el patrón le exige llegar temprano, cuando se independice seguramente conservará el hábito de la impuntualidad, con las consecuencias que ya mencionamos.
A veces, cuando le pregunto a algunos empleados por qué no le echan ganas, me dicen que porque si le echan ganas el único que gana es el patrón, y a ellos les pagan lo mismo, por lo tanto se contentan con cumplir a secas y ya.
Si a estos mecánicos les pregunto que pasará cuando tengan su propio taller, entonces me contestan que ahí si le van a echar ganas y que todo será diferente.
Pero, ¡oh sorpresa!, cuando tienen la oportunidad de tener su propio taller o negocio siguen cometiendo los mismos errores que cuando eran empleados, sólo que ahora les cuestan a ellos, y no a su patrón, como antaño.
Si nunca tuvo la costumbre de cuidar la herramienta o de protegerla, seguirá dejandola en los compartimientos del motor o la seguira aventando en el mismo bote donde están todas, maltratándose unas a otras. Aún cuando le cuesten a él, las cuidará a ratos, pero le ganará el peso de sus hábitos, porque estos se pueden transformar, pero sólo después de cierto tiempo.
Y es que mucha gente no sabe que las cosas no se hacen bien por GANAS, sino por COSTUMBRE. Es un hecho que las ganas y la motivación influyen, pero la costumbre tiene un peso muy grande gracias a las constantes repeticiones a través de los años.
Así, quien desde que es empleado se acostumbra a hacer las cosas bien, cuando sea patrón, las seguirá haciendo bien. Pero quien las hace mal…
Ing. Alberto Quiroga Venegas
Dirección de Proyectos
SICAA, S.C.
Tel. 01(55) 5861-4877
email. [email protected]
www.sicaa.com.mx