A dos años de enfrentar una terrible pandemia que dejo millones de muertos en todo el mundo, cuando las heridas apenas comenzaron el cicatrizar, un terrible acontecimiento puso al planeta en vilo, otra vez; la invasión de Rusia a Ucrania, una guerra puso a todos a la defensiva, que despertó los viejos fantasmas de una guerra nuclear y la destrucción de la humanidad.
Origen
De acuerdo con Lorena Ruano, profesora investigadora de la División de Estudios Internacionales del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), estas “invasiones” que ha hecho Rusia a algunos países de la ex Unión Soviética son el resultado de la Guerra Fría.
Esta parte de Europa Central quedó desprotegida, al no pertenecer al Pacto de Varsovia, la OTAN o la Unión Europea, por lo que Rusia mantiene su control ideológico en la zona y cuando ve que algún país quiere “salirse del huacal” invade a ese lugar, tal como lo hizo en el 2014 cuando le arrebato Crimea a Ucrania.
Este tipo de “mini invasiones” y como se apodera de territorios que según su ideología todavía le pertenecen son una verdadera “bomba de tiempo”.
Freno de mano
Para Mariana Aparicio Ramírez, del Centro de Relaciones Internacionales y Coordinadora del Observatorio de la Relación Binacional México-EEUU de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, este conflicto a diferencia de las guerras anteriores, se han contenido gracias a los mecanismos y organismos que previenen guerras mundiales.
“Los mismos son bastante criticables, pero sus métodos y acciones impactan a gran escala, muchos países evalúan los riesgos económicos que implican las sanciones económicas, no pueden correr el riesgo de los mismos ni tampoco cerrar sus relaciones con el exterior”, explicó a Alianza Automotriz.
“En este caso, Ucrania está recurriendo a los organismos internacionales como la OTAN y la Unión Europea para recibir apoyo, sin embargo, éstos no se han involucrado en el conflicto de forma directa, actúan desde fuera y están a la espera de activar protocolos de defensa de ser necesario; Rusia tiene conocimiento de ello, por eso se centra solamente en Ucrania, ya puede asumir los costos económicos, pero no está dispuesto a ir a una guerra con otros si no observa un gran beneficio”, aclaró.
Tan lejos de la guerra y tan cerca de Estados Unidos
Aunque el conflicto armado se lleve a cabo en Europa Central, la onda de choque llega hasta Latinoamérica.
Países como Venezuela, Cuba y Nicaragua se mostraron a favor de las acciones de Rusia, sin embargo, el resto de Latinoamérica, condenaron los actos de guerra, otros lo desaprueban y otros como Bolivia se abstienen de emitir opiniones. De acuerdo con la votación de la Asamblea de Naciones Unidas, de 141 estados que votaron a favor, en Latinoamérica, sólo Bolivia se abstuvo de votar sin decir públicamente su apoyo a uno y otro país, aclaró la investigadora.
Volatilidad
Como diría una canción “en un mundo globalizado, la gente pobre no tiene lugar”, en este caso un país sin un plan puede verse sumamente afectado.
“Rusia es el principal proveedor de estos energéticos a Europa, si él mismo decide cortar el suministro, es posible que México juegue un papel de proveedor. No obstante, también está en juego lo que dicte la OPEP en materia petrolera. La compra de energéticos refinados en Estados Unidos puede afectar en nuestra economía si los precios se elevan. Será necesario supervisar los comunicados de organismos como la OPEP; además de la postura de México ante los mismos”, aclaró la investigadora de la UNAM.
De acuerdo con el análisis que hizo en conjunto con Iván López, asociado del Observatorio Binacional México-Estados Unidos, es necesario que el país “identifique y actúe en consecuencia de las restricciones y planes que implemente la OPEP en miras a golpear los precios, sobre todo porque gran parte de los países que la conforman están a favor de las acciones rusas. Tanto el aumento como la restricción a la producción tendrá efectos en la economía mexicana, y esto puede ser un duro golpe que merme la recuperación del país, una economía que aún resiente los estragos de la pandemia producto del COVID-19”.
A pesar del temor que existe por una escalada de la guerra, los analistas ven poco probable que suceda, pues ningún país podría aguantar la carga económica que esto implicaría.
Rusia y Ucrania continúan en mesas de negociación para terminar el conflicto en los escritorios y evitar más muertes que las que ya dejó la pandemia y ahora la guerra.