La economía, un asunto espiritual

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“No dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro”.
1ra. Timoteo 3:3

Del boletín las Buenas Noticias de Ministerios Cashluna (cashluna.org) retomamos el tema de la economía personal como un asunto espiritual que demanda honestidad. Sin duda, el Señor tiene promesas de bienestar para los trabajadores íntegros.

En esta época de crisis económica muchas personas que han demostrado una falsa humildad deben reconocer que las finanzas sí son una cuestión espiritual. Producir dinero no es lo único necesario para prosperar. Lo importante no es cuánto produces, sino cómo lo haces. Para poder acercarte al Señor y pedirle una economía personal sana debes demostrar: honradez, integridad, trabajo y obediencia a sus leyes. Tu tranquilidad financiera tiene que venir de Dios.

La Biblia dice que prosperará aquel que medita en la Palabra de día y de noche. Jesús dijo que no se puede servir a dos amos, a Dios o a las riquezas.

La Palabra también dice que no coma aquel que no trabaja; también dice que si alguno no provee para los suyos es peor que un infiel y ha negado la fe. Con esto, debemos comprender que la fidelidad y la fe se expresan en el sustento que le brindas a tu familia.

La economía saludable no se mide por cuánto tienes, sino por cómo lo obtienes.  Si se habla de ganancias deshonestas es porque hay posibilidad de obtenerlas de la forma contraria y permitida. No codicies lo deshonesto. Por ejemplo, el comercio de licor es legal, pero inmoral. Cuídate de tener un negocio legal y moral, no legalices la inmoralidad.

El soborno trae prosperidad que no es de Dios. Aprende a ser productivo de forma honrada. Si eres honesto, trabajas, diezmas y pagas tus impuestos, no te lamentes porque otros sin integridad prosperan más que tú.

Recuerda que hay un reino de luz y otro de tinieblas, ambos tienen su señor: Jesús y Beelcebú, respectivamente.

Para lograr estabilidad financiera y bienestar debes respetar los principios y leyes de Dios. Sé honesto donde quiera que estés y sin importar a qué te dediques.

El soborno prospera pero niega la justicia. Este proceder deshonesto no ocurre solamente en el gobierno. Estás usando soborno cuando privilegias a alguien por amistad o cuando aceptas u ofreces algo a cambio de recibir un favor. No promuevas esta conducta en tu negocio o trabajo. Actúa siempre con la motivación correcta, no busques tu conveniencia o intereses personales al ofrecer ayuda.

El soborno trae prosperidad pero también ceguera, injusticia y corrupción. Tus actos deben ser respaldados por las Escrituras. Aléjate del soborno para decidir correctamente y recibir bendición.

La extorsión y soborno arriesgan todo. No sobornes ni en tu hogar. Si perdonas un adulterio que no sea a cambio de casa y carro nuevo. Todos debemos revisar y corregir nuestro comportamiento.

No te confundas, quienes no tienen al Señor pueden prosperar pero lo mal habido es perdido. La Palabra dice que hay caminos que parecen buenos, pero son de muerte. Es mejor lo poco del justo que lo mucho del impío. Esfuérzate y trabaja para alcanzar la prosperidad verdadera. No codicies las ganancias deshonestas porque la honestidad vale más que la plata.

La salud de la economía de un país depende de la conducta de sus habitantes. Recibe al Señor en tu corazón, dale gracias por el trabajo que tienes y pídele honestidad para tu vida y nación.

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