La industria automotriz mexicana se encuentra ante el reto más grande en su historia

El regreso de Donald Trump a la presidencia de EU pone en predicamento a México

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El regreso de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos generó incertidumbre y preocupación en diversos sectores del país, desde el económico y político hasta el humanitario. Sus agresivas políticas contra los inmigrantes, su postura sobre la guerra entre Ucrania y Rusia y sus tensiones con Canadá han alarmado a la comunidad internacional.

México no se quedó fuera de esta polémica. Al cierre de esta edición, el gobierno estadounidense nombró a varios carteles de droga como organizaciones terroristas, además de firmar órdenes ejecutivas para imponer aranceles del 25% al acero y aluminio nacional. Por si esto fuera poco, quedó en pausa la posible aplicación de aranceles del 25% a los vehículos mexicanos, mientras persisten otras amenazas a diversas industrias.

Armadoras en riesgo

Las tensiones han generado incertidumbre sobre la evolución de las tarifas comerciales. Por ejemplo, armadoras como Nissan y Mazda han comentado la posibilidad de mover sus líneas de producción a Estados Unidos.

Pero antes de entrar en pánico, es necesario analizar los números. De acuerdo con el portal Car Industry Analysis, de los 16.09 millones de autos nuevos que se comercializaron en Estados Unidos en 2024; 9.75 millones se fabricaron en USA, 2.29 millones en México, 1.33 millones en Corea del Sur y un millón en Japón. La Unión Europea, Canadá y el Reino Unido sumaron en conjunto un total de 1.5 millones de unidades aproximadamente.

Entonces, ¿por qué nos preocupan los aranceles? Según la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), de los 3,989,403 vehículos producidos en México durante 2024, 3,479,086 unidades fueron destinadas a exportación. De esta cifra total, el 79.1% de las unidades producidas se enviaron al mercado estadounidense, mientras que Canadá apenas recibió el 8.5% y Alemania el 3.6%.

Ahora sí, entremos en pánico: General Motors, Ford y Stellantis tienen plantas de ensamblaje clave en México y Canadá para abastecer el mercado estadounidense, condición que las coloca en una posición vulnerable ante las medidas proteccionistas del país vecino.

“En el corto plazo, es probable que los fabricantes absorban una parte del costo adicional, lo que reducirá sus márgenes antes de que puedan ajustar sus estrategias de precios con los proveedores y clientes”, explicaron especialistas de la firma analista Janus Henderson.

“El problema es que relocalizar la producción a Estados Unidos no es inmediato ni sencillo. Si bien hay capacidad disponible en ciertas fábricas, las que producen camionetas y SUVs de mayor margen ya operan a su máxima capacidad”.

Destacaron que, desde la pandemia, el precio de los vehículos en Estados Unidos aumentó casi 30%, con la probabilidad de que las tarifas puedan elevar su precio promedio en más de 3 mil dólares.

¿Y las autopartes?

Si a este panorama le sumamos el sector de autopartes y la fundición a presión (Diecasting), la situación se complica aún más.

“México es uno de los principales proveedores de autopartes para Estados Unidos; sin embargo, la posibilidad de un incremento de aranceles ha generado preocupaciones en este sector” señaló José Luis Grajales, CEO de Diecasting Expo México, quien advirtió sobre los posibles impactos en la competitividad de la región frente a otros mercados.

A pesar de la pausa temporal en los aumentos de tarifas, este conflicto tiene el potencial de afectar múltiples sectores, desde la industria automotriz hasta el sector tecnológico, pasando por materias primas fundamentales como el acero y el aluminio.

En 2024, la industria mexicana de autopartes registró un superávit comercial de 26,386 millones de dólares, impulsado principalmente por sus exportaciones a Estados Unidos y Canadá. No obstante, la tensión generada por la incertidumbre de los aranceles, complica el futuro de este sector clave para la economía mexicana.

Gabriel Padilla, Director General de la Industria Nacional de Autopartes (INA), recalcó que las amenazas arancelarias de los Estados Unidos son un peligro para el desarrollo de la industria automotriz, ya que desvirtúan los principios del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC).

Según su análisis, esta implementación traería un aumento en los costos de las cadenas de suministro, desalentando la inversión extranjera en el país y desacelerando la relocalización de empresas o nearshoring. Además, el Producto Interno Bruto (PIB) Manufacturero se vería seriamente afectado, pues la industria automotriz es el mayor generador de divisas en el país.

Insistimos que este escenario es el que se vislumbra hasta el cierre de esta edición, con varias de “amenazas” que continúan siendo eso: amenazas. El gobierno mexicano busca negociar algunos de estos posibles aranceles. Como dicen por allí, “tiempo al tiempo”.

Bolita mágica

Aunque es imposible predecir el futuro, hay indicadores que nos ayudan a saber cómo afectarán estos aranceles a la industria automotriz mexicana.

Datos a destacar

  • 3 mil dólares de incremento en el precio de los automóviles nuevos en Estados Unidos.
  • Las ventas de automóviles en Estados Unidos podrían caer hasta en 1 millón de unidades
  • De cada 10 vehículos que se venden en Estados Unidos, 5 se producen en Estados Unidos, 2 en México 1 en Canadá.
  • Si Estados Unidos deja de adquirir automóviles provenientes de México y Canadá, necesitará 18 nuevas plantas y más 50 mil millones de dólares en nuevas inversiones.

Fuente: INA.

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