La industria automotriz global vive una de las transformaciones más profundas de su historia. La electrificación, la digitalización, el uso inteligente de los datos y la sostenibilidad están redefiniendo no solo los vehículos que se fabrican, sino también la forma en que las empresas operan, colaboran y compiten.
En este contexto, América Latina comienza a dejar atrás su papel tradicional como mercado de ensamblaje y consumo para posicionarse como una región estratégica para la innovación y la adopción de nuevas tecnologías, explicó Fiona Chiew, Gerente General de Messe Frankfurt (HK) Ltd.
En un análisis, la especialista explicó que en la última década, la movilidad eléctrica en Latinoamérica pasó de ser un concepto incipiente a una tendencia en expansión. Ciudades como Ciudad de México, São Paulo, Santiago y Bogotá encabezan proyectos de electrificación del transporte público, mientras que sectores como la logística urbana y el comercio electrónico impulsan la adopción de flotas eléctricas en el ámbito privado. La combinación de menores costos operativos, mayor eficiencia y la necesidad de mejorar la calidad del aire ha acelerado este cambio.
El creciente interés de las grandes compañías automotrices y tecnológicas en la región no es casual. Latinoamérica concentra más de 100 millones de vehículos en circulación, la mayoría con motores de combustión y un alto potencial de renovación. Además, cuenta con recursos estratégicos como el litio, indispensable para la fabricación de baterías, lo que convierte a la región en un eslabón clave dentro de la cadena de valor global de los vehículos eléctricos.
Más allá de la electrificación, el mercado latinoamericano ofrece amplias oportunidades en términos de transformación digital. El desarrollo de vehículos eléctricos más accesibles, soluciones de movilidad conectada y servicios basados en datos abre la puerta a nuevos modelos de negocio. Las empresas que apuestan por estas tecnologías no solo responden a consumidores más conscientes y a regulaciones ambientales más estrictas, sino que también obtienen ventajas competitivas al anticiparse a la evolución del mercado.
El futuro de la movilidad en Latinoamérica presenta retos claros, como la expansión de la infraestructura de carga y los costos iniciales de adopción. No obstante, las oportunidades superan ampliamente los desafíos. La región tiene la posibilidad no solo de modernizar su parque vehicular, sino de consolidarse como un referente regional y global en movilidad sostenible y tecnología automotriz.

