Litio. Dudas e incertidumbre

Hasta el momento no hay acercamiento del gobierno federal y la industria en torno al litio, solo buenas intenciones

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El pasado 23 de agosto el Diario Oficial de la Federación publicó un decreto del presidente Andrés Manuel López Obrador en el que se anunció la creación del organismo público descentralizado “Litio para México”, cuyo objetivo principal es que la exploración, explotación y aprovechamiento de ese mineral “queden exclusivamente a cargo del Estado”.

Durante una de sus conferencias mañaneras, el mandatario aseguró que dicho organismo mantendrá estrechas relaciones con la iniciativa privada, especialmente con la industria automotriz, a fin de fortalecerla, beneficiarla y atraer nuevas inversiones.

Sin embargo, aún existen numerosas dudas sobre cómo operará la paraestatal, coordinada por la Secretaría de Energía, pues todavía no hay un plan claro y concreto acerca de sus estrategias, alcances y condiciones.

Con base en cifras del Sistema Geológico de Estados Unidos, se calcula que México tiene aproximadamente 1.7 millones de toneladas de litio, equivalente al dos por ciento de las reservas del planeta, y que ubica a nuestro país como el décimo productor a nivel global.

Hasta ahora el yacimiento más grande se encuentra en Sonora, pero hay otras 17 entidades con posible presencia potencial del mineral.

SIN RUMBO CLARO

La industria automotriz experimenta una transición acelerada hacia la electromovilidad, en la que elementos como el litio son piezas fundamentales para su desarrollo. Por tal motivo, la nacionalización de esta materia prima ofrece una gran oportunidad para que, junto con el Gobierno, se tracen líneas de acción que prioricen el beneficio de los trabajadores mexicanos y del sector.

No obstante, por el momento, dicho escenario parece lejano ya que no ha existido ningún intento de diálogo o acercamiento por parte de la administración federal hacia la industria, aspecto que genera dudas e incertidumbre sobre sus planes y propuestas.

En entrevista para Alianza Automotriz, Alberto Bustamante, director general de la Industria Nacional de Autopartes (INA), lamentó que todavía no haya claridad por parte del Estado para conocer de qué manera podrían trabajar juntos. “No hemos tenido mayor información.

No hemos tenido un acercamiento por parte del Gobierno para explorar las áreas de oportunidad para el sector automotor mexicano. En ese sentido, hemos buscado información al respecto, pero no hemos encontrado mayores detalles”, explicó.

Permitir la participación de otros actores no sólo abre la posibilidad de compartir ideas, conocimientos y experiencias, pues también abrevia y optimiza procesos que sin cooperación podrían tardar más tiempo en llevarse a cabo.

De acuerdo con estimaciones de Bustamante, la apertura de minas, la creación de infraestructura y la capacitación de trabajadores tomará mínimo dos años en desarrollarse, tiempo que puede ser incluso mayor si el Estado decide realizar solo esta titánica tarea.

POCA COMPETITIVIDAD

De continuar con el hermetismo institucional, “Litio para México” corre el riesgo de convertirse en una empresa poco competitiva, pues al fungir como un monopolio podría imponer reglas y condiciones poco atractivas para los inversores y compañías de la industria. Esto ocasionaría que prefirieran otros mercados.

“El hecho de que el propio Gobierno haga todo le quita la posibilidad a las empresas de tener opciones de compra, y el no tener alternativas puede provocar que los inversionistas o clientes potenciales no le compren a México y sigan comprándole a Asia”, señaló Bustamante.

Apuntó que la apertura hacia la iniciativa privada no significa que México pierda el control del mineral, ya que puede seguir gestionándolo, como es su deseo, al mismo tiempo que permite a las empresas con conocimientos especializados generar productos con valor agregado, como celdas y baterías.

“Se tiene que localizar a esas empresas porque formarían parte de las cadenas no solamente del sector automotor, sino también tendrían oportunidad en el mercado de baterías de celulares, de computadoras y demás productos”.

UN PROYECTO COMPLEJO

Francisco Bautista, líder de manufactura avanzada y movilidad de la consultora EY Latinoamérica Norte, también lamentó que todavía no exista un plan para el aprovechamiento del litio y planteó la necesidad de crear una asociación público-privada que agilice y fortalezca el funcionamiento de la nueva paraestatal.

“Nos gustaría que hubiera un plan, desafortunadamente no nos han mostrado nada más que buenas intenciones.

La extracción del litio no es sencilla, como lo hemos visto. El refinamiento del litio también es complejo. Tiene que ser trabajo en equipo y para ello necesitamos expertos, y hacer una asociación público-privada. Si lo quiere regular el Estado está bien; nadie está en contra de su regulación, de manera bien diseñada. Pero pensar que lo puede hacer solo, la verdad tardaría demasiado tiempo”, indicó.

Coincidió en que si se le niega la participación a la iniciativa privada, las empresas podrían buscar otras alternativas para desarrollar sus productos.

“Las marcas podrían buscar otros mercados gracias a las oportunidades que les ofrecen. Ayudarle a una empresa a cumplir sus objetivos tiene mayor peso que los incentivos fiscales que les puedan otorgar”, aseveró.

INCORRECTA UNA VISIÓN EXTRACTIVISTA

Por su parte, el doctor Jesús Antonio del Río Portilla, investigador del Instituto de Energías Renovables de la Universidad Nacional Autónoma de México, advirtió que se debe evitar una “visión extractivista”, con la cual se busque obtener el recurso sin tener claro lo que se hará con él.

El académico también apostó porque el Estado permita la participación de la iniciativa privada en las tareas de exploración y explotación, sin perder el control del mineral, con el fin de enfocarse en desarrollar productos con valor agregado junto a otras empresas.

“Qué pasa si en lugar de definir una empresa que sólo extraiga el litio hacemos una empresa que compre el litio a quien lo pueda explotar, a quien tenga la tecnología. México puede decir: ‘te doy la concesión de sacar el litio y yo fabrico las baterías’. Entonces estamos transformando el litio de una materia prima a un producto de valor agregado, que todavía produciría mayor riqueza para el país”.

El especialista subrayó que es fundamental recordar experiencias pasadas como lo sucedido con PEMEX, donde los costos “son más altos que los beneficios”.

“A mí me gustaría que impulsáramos la tecnología para hacer baterías con ese litio, y con el que venga de cualquier otro lugar, y que nos pudiéramos convertir en proveedores de baterías, no de litio”, reiteró.

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