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El mercado global de bienes de lujo vive una etapa de transformación. De acuerdo con INFINITI, armadora premium, en 2024 alcanzó un valor de 327.52 mil millones de dólares y se estima que llegará a 349.15 mil millones en 2025. Por su parte, el mercado automotriz premium global tuvo un valor de 21.7 mil millones de dólares en 2024 y se proyecta que crezca a una tasa anual compuesta de 7.4% entre 2025 y 2034.
Mientras tanto, en México, el segmento pasó de 7 mil millones de dólares y podría alcanzar 10 mil millones para 2033, con un crecimiento anual del 4.0%.
Sin embargo, este crecimiento será más moderado en los próximos años debido a la incertidumbre económica y geopolítica. Este escenario está cambiando la forma en que los consumidores perciben el lujo: hoy buscan significado, experiencias y conexión emocional, más que estatus visible.
El consumidor de vehículos de lujo ha evolucionado. Ya no se conforma con potencia, diseño llamativo o materiales costosos. Hoy valora la tecnología inteligente, la personalización y la facilidad de uso. Busca sistemas de asistencia a la conducción, cabinas digitales intuitivas y soluciones que hagan cada trayecto más cómodo y seguro. La inteligencia artificial y la conectividad ya no son un lujo adicional, sino un requisito.

También exige un servicio que se anticipe a sus necesidades. Este cliente es altamente digital y espera respuestas inmediatas y personalizadas. El hecho de que 71% del gasto publicitario en lujo ocurra en smartphones refleja a un consumidor conectado, informado y exigente, que valora una experiencia fluida antes, durante y después de la compra.
En términos de diseño, el comprador de lujo actual se inclina por la elegancia discreta. Prefiere líneas limpias, materiales auténticos y un diseño que transmita calidad sin exageraciones. Este enfoque, conocido como quiet luxury, responde a una búsqueda de valores y autenticidad.
Además, el consumidor premium aprecia marcas que combinan tradición e innovación. Valora la herencia artesanal, pero también la apuesta por nuevas tecnologías, electrificación y sostenibilidad. Está dispuesto a pagar más por marcas con propósito, impacto positivo y una visión clara de futuro.
De cara a 2026, el comprador de vehículos de lujo demandará experiencias completas, no solo productos. Las marcas que logren anticiparse, ofrecer tecnología útil y construir relaciones auténticas serán las que definan el nuevo significado del lujo automotriz.
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