Julio Cordero, presidente de Grupo PROA de Argentina; Carlos Andrés Pineda, Presidente de Asopartes de Colombia y Roberto de la Rosa, Presidente de ARIDRA de México, examinaron los diferentes escenarios para lograr una colaboración para el mercado de autopartes entre países, esto ante la incertidumbre que generó el anuncio del gobierno de Estados Unidos de imponer aranceles a los productos mexicanos.
Durante el Tercer Congreso Mexicano de Repuestos Automotrices, los panelistas discutieron diversos aspectos sobre cómo las redes de contactos, las estrategias de marketing y las políticas gubernamentales pueden facilitar la expansión de la industria de las autopartes.
Uno de los puntos destacados fue la importancia de las redes y los contactos personales en la facilitación de negocios internacionales en el sector de autopartes.
Carlos Pineda, destacó que, a pesar de la evolución digital, las relaciones cara a cara siguen siendo esenciales en el sector. Según Pineda, las redes digitales y las plataformas de networking permiten conocer oportunidades comerciales, pero la confianza se construye mejor mediante el contacto directo. En este sentido, señaló que Colombia, a pesar de no contar con una industria automotriz tan fuerte como la de otros países como México o Brasil, es un mercado con gran potencial para el mercado de autopartes.
Por su parte, Julio Cordero tocó el tema del comercio electrónico y como este ha transformando la forma en que los negocios se desarrollan.
En cuanto a las estrategias de marketing en un contexto internacional, los panelistas coincidieron en que la segmentación es crucial para fortalecer a las autopartes.
Roberto de la Rosa hizo énfasis en la importancia de adaptar las campañas a los usos y costumbres de cada mercado, destacando la necesidad de conocer las particularidades culturales de cada país.
Un tema que los tres participantes destacaron fue el papel de los gobiernos, pues deben existir políticas públicas orientadas al apoyo de la industria y el libre comercio. Asimismo, mencionó la importancia de las instituciones financieras en la financiación de las operaciones internacionales, indicando que las entidades bancarias deben ofrecer plazos de financiación competitivos para facilitar el comercio global.
