Joven entusiasta y dinámico que desde el primer día a cargo del organismo, trazó la línea con nuevos cambios.
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Desde su toma de protesta, ¿cuál ha sido el reto más fuerte a cargo de Andellac?
La mayoría de los seres humanos tenemos resistencia al cambio, nos gusta el status quo de que las cosas no cambien. Andellac es un organismo que funciona muy bien; sin embargo, requiere de cambios que se adecúen a los retos del mercado actual.
Esto debe de cambiar, ayudar a los socios a enfrentar las situaciones presentes, si nos quedamos haciendo lo mismo está bien, pero después va a significar quedarnos atrás.
En este periodo de liderar la asociación, ¿cuáles son los éxitos alcanzados?
De forma general, lo podría definir como haber trazado el rumbo para los próximos años, había un estilo de ejecutar las cosas. Yo soy llantero, aunque no me guste el término, y conozco las prioridades de este sector, fue así como definí un plan de trabajo.
No le gusta el término llantero, ¿cómo se definiría?
Cuando decimos llantero, normalmente lo asociamos a vender llantas, no es que la palabra no me guste, sino que hoy en día este tipo de negocios deben de migrar y convertirse en Centros de Servicio Automotriz Integral, aptos para ofrecer una gama completa de servicios para el automóvil.
¿Cuáles son los siguientes proyectos durante el tiempo que resta de su administración?
Considero que hasta hoy hemos cumplido con los objetivos, el primer año fue un periodo de adaptación, y aunque ya participaba en la asociación, no es lo mismo estar en la silla de consejero que en la del presidente. Mucha gente se hacía ese cuestionamiento, ¿por qué cambiar?, si funciona bien y yo decía: ¡pero pueden marchar mejor!
Los grandes proyectos que tenemos es convertir nuestro congreso en el lugar ideal para hacer redes de negocio; contar con gente preparada para los Centros de Servicio y finalmente, enriquecer nuestra publicación a fin de que pueda ser apoyo en la toma de decisiones.
¿Cómo percibe el rumbo de la industria llantera en el país?
Lo dividiría en dos partes: fabricación y distribución, en el primer caso, los números son extraordinarios, después de la caída de 2008 y 2009, empezamos a tener un repunte el año pasado.
Si todos competimos por precio y no por servicio vamos a terminar mal, es donde ahí donde tenemos que hacer un trabajo importante para ayudar a los agremiados a que vuelvan sus negocios más rentables.
¿Qué significa para usted formar parte de este 40 aniversario?
Obviamente, me siento orgulloso, me toca una época trascendental con todos estos cambios, soy de los presidentes más jóvenes que ha tenido la asociación y me complace participar con mucho compromiso, contribuir con el grupo y ser recordado por eso.
¿Cuál es el trabajo que ha desempeñado con otras asociaciones de la industria automotriz?
Hemos buscado el acercamiento con varias agrupaciones hermanas, como la Industria Nacional de Autopartes (INA) y la Asociación Nacional de Representantes, Importadores y Distribuidores de Refacciones y Accesorios para Automóviles (Aridra), por toda esa experiencia y similitudes.
No es lo mismo que se presente una asociación, a unirnos como representantes de toda la industria automotriz, y para la autoridad es importante cuánta gente representas.
Luego de ocupar el cargo de presidente en Andellac, ¿cuál es el siguiente reto?
Seguramente le dedicaré más tiempo a mi negocio, aunque el otro día preguntaban: ¿quién quiere ser el próximo presidente?, a veces los que ocupan el cargo salen y parece que se olvidan de la importancia de este puesto; en mi caso, puedo seguir participando, no como presidente, pero en lo que pueda aportar está bien.
¿Qué nos puede compartir de la vida de Raúl Castillo y su hoja de vida?
Tengo dos años de casado, no tengo hijos, me encanta la libertad de involucrarme en este tipo de actividades, me complace estudiar, tengo una licenciatura por el Tecnológico de Monterrey en Sistemas Computacionales y dos maestrías.
¿Cómo ingresó al negocio?
Llegué a por casualidad, venía regresando de Canadá de hacer una maestría en dirección de empresas y la compañía estaba pasando por una situación no muy buena, mi papá me lanzó el reto, fue así como me involucré en esto.
¿Qué es lo que más disfruta de la vida?
Me encanta leer de todo, leo entre 20 y 30 libros al año, disfruto mucho del cine, voy una o dos veces a la semana, además de viajar, lo que te abre la mente cuando conoces otro tipo de culturas.
¿Cómo se visualiza en los siguientes años?
En 10 años me veo menos dedicado a esto, voy a seguir trabajando de forma más ligera, me encantaría regresar a dar cátedra.