En poco tiempo, Suzuki se ganó el gusto de los consumidores mexicanos. Una muestra de ello es el comportamiento de sus ventas en un mercado que no para de descender.
Durante 2018, la firma japonesa vio un crecimiento en sus ventas del 37% en el país, mientras que en los primeros meses del año en curso, registró un alza que ronda el 30%.
Aunque el ascenso no para, los productos continúan renovándose.
Ejemplo de ello es la nueva versión de su Vitara, un vehículo que buscará hacerse su espacio en uno de los segmentos que han ganado terreno dentro de la oferta mexicana: las SUVs.
Los argumentos de esta propuesta para entrar en el gusto del público, no son nada despreciables, comenzando por la ligereza y agilidad con la que puede conducirse un vehículo que en primera instancia puede parecer pesado, si nos basamos en la apariencia.
En la versión GLX el motor de 4 cilindros y 1.6 litros responde de forma muy destacada al conducir a altas revoluciones, aunque le cuesta trabajo “despegar” al momento de pisar a fondo el acelerador, además de que es un tanto ruidoso. No cabe duda de que es un buen auto para usuarios con pretensiones de conducir en la ciudad o salir de fin de semana.
El rendimiento de combustible no trae sorpresas en la GLX, aunque es prometedor en las versiones que operan bajo la tecnología denominada Boosterjet, que reduce el consumo y es amigable con el ambiente.
Tanto en apariencia exterior como interior, es evidente que hay una preocupación de la marca por plasmar su sello.
Existen tres características que resaltan de inmediato: el exterior bicolor, el quemacocos panorámico y el cuidado con el que fueron pensados aspectos que al final resultan definitivos para el diseño completo
en su conjunto, a saber: las calaveras que denotan ángulos por todos lados y la parrilla cromada que hace resaltar como conjunto todas las piezas frontales.
Lo más destacado del interior es la intención de la firma por poner una marca personal. Los asientos son cómodos y están bien diseñados, aunque el hecho de que incluyan gamuza deja algunas dudas sobre la facilidad de mantenerlos intactos, en especial con niños.
La sobriedad y la calidad de los materiales con los que está construido el tablero son puntos a favor, aunque la pantalla queda a deber en tamaño y diseño si tomamos en cuenta que no estamos ante un modelo de gama baja.
El espacio es bueno y otorga comodidad para el conductor y el copiloto, mientras que en la parte de atrás no sobra. El maletero es amplio y resalta el detalle de un compartimiento extra en forma de “fondo falso”.