TLCAN un joven de 10 años

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En esta primera entrega del especial acerca del desenvolvimiento del TLCAN y la industria automotriz se revisan los antecedentes ocurridos para la participación de México en un acuerdo trilateral de comercio en la región norte de América. Su ingreso al GATT, una economía inestable, un gobierno pensativo en las puertas del capitalismo y la búsqueda del desarrollo tecnológico, fueron las directrices principales para que el TLCAN se concretara lo antes posible.

n agosto de 1985 nació el primer número de Alianza Automotriz, que se mostraba en un formato de periódico y que en la actualidad es ya una revista, que como en sus inicios, su propósito es el formar una alianza informativa entre todos los sectores que integran a la industria automotriz.

Nuestro objetivo no es el analizar lo que ha ocurrido desde ese momento en la industria, pues ya existe un documento, un ejemplar con tal fin, la primera Edición de Colección “La industria Automotriz en México: 1985-2000”, cuyo fin fue el explicar los hechos más significativos en esos 15 años en este sector económico.

El presente trabajo sí retoma el entorno social, político y económico en el que surgió Alianza Automotriz, pero en forma escueta, pues la meta de éste es el revisar y documentar los aspectos más relevantes que la industria automotriz ha vivido a partir de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

De lo anterior han transcurrido 10 años, las condiciones son diferentes, no somos más una economía cerrada; nos abrimos al Neoliberalismo; la dependencia con los Estados Unidos es más fuerte; participamos en más de 30 acuerdos comerciales; vivimos en un desarrollo estancado; se creó un nuevo programa para reactivar la economía y la competitividad; somos el décimo lugar en cuanto a producción de automóviles; ocupamos los primeros lugares en cuanto a corrupción; y somos de los últimos lugares en cuanto al nivel escolar.

Los pro y contra que se han desarrollado a partir de dicho Tratado con Canadá y la Unión Americana se miran en una rama económica, que si bien en un principio pudo crecer con capital mexicano para ser, si no una potencia en cuanto a fabricación de automóviles, sí un país independiente de las grandes transnacionales, pero la globalización nos envolvió en todos los aspectos y en esta industria el efecto es mayor.

No podemos negar los beneficios que el TLCAN ha traído a la nación, pero tampoco podemos dejar de lado las inconveniencias que el mismo ha dejado. En forma particular en la producción de automotores y de todo lo que de esto depende. La industria de autopartes, refacciones y componentes, servicio postventa, importación, exportación han visto muchas caras de esta apertura, es buen momento de dar un vistazo a lo hecho y quizá analizar el camino avanzado.

Los protagonistas inmersos en esta situación lo han declarado, la competencia por el pastel ya no se reparte entre tres grandes compañías, el mercado se ha diversificado, los consumidores tienen más opciones de compra y hasta los mismos productos están conformados por distintos componentes de varias marcas. El desarrollo de unos depende de la tecnología de otros, aunque muchas veces no se manifiesta así, por lo que el rezago de algunas empresas implica que otras desaparezcan.

Una década ha transcurrido desde que entró en vigor el TLCAN, ¿cuáles son los resultados, cuáles las ventajas, hacia dónde vamos? Son algunas de las preguntas que responderemos para conocer el pasado y futuro del papel de México en tal acuerdo, claro, en el mundo de la industria automotriz. Así cumplimos 300 números de Alianza Automotriz.

Años difíciles

1985 marcaba la mitad del sexenio de Miguel de la Madrid Hurtado, un presidente que había heredado un país en pleno desorden económico, después de que José López Portillo manejara una ilusión de crecimiento con base en la industria petrolera, pues en sus primeros años al frente de la nación el boom del petróleo se consideró la salvación de este país, pero después, la mala administración y el enriquecimiento ilícito de la gente en el poder, provocaría una crisis por demás devastadora.

La situación manifestaba una inflación de prácticamente el 100 por ciento; el dinero en circulación creció un poco más del 75%; el déficit del sector público llegó al 16% del PIB y el déficit primario, es decir, sin considerar el pago de amortizaciones e intereses de la deuda pública, fue de 7.3%; no había ya control sobre el presupuesto porque la desviación del gasto público fue del 66% sobre a lo presupuestado.

A los problemas internos se agregaba una situación internacional poco favorable a la economía nacional: monedas inestables, alto costo del dinero y una baja importante de la demanda del petróleo y de otras materias primas, como consecuencia de la revolución tecnológica que entonces se iniciaba.

Ante estos factores negativos, los países en vías de desarrollo encontraron que las estrategias que les habían permitido avanzar, en el pasado inmediato, estaban totalmente agotadas.

La medida de Miguel de la Madrid para reactivar al país fue una política de austeridad basada en la disminución de los insumos y del gasto público, así hasta que en 1984 se lleva a la práctica el Plan Nacional de Desarrollo que debía regir hasta el fin del sexenio y que se había centrado en dos grandes líneas: la reordenación de la economía y una política de cambios estructurales. permitido avanzar, en el pasado inmediato, estaban totalmente agotadas.

La medida de Miguel de la Madrid para reactivar al país fue una política de austeridad basada en la disminución de los insumos y del gasto público, así hasta que en 1984 se lleva a la práctica el Plan Nacional de Desarrollo que debía regir hasta el fin del sexenio y que se había centrado en dos grandes líneas: la reordenación de la economía y una política de cambios estructurales.

Entre dichos cambios se dejaba el espacio a que México abriera más sus puertas al capital extranjero. En ese mismo año se exceptuaron 2 mil 849 fracciones del permiso previo de importación, correspondientes sobre todo a insumos, así como 2 mil 713 fracciones del permiso de exportación; de esta manera las importaciones quedaron liberadas del permiso y casi todas las exportaciones.

El GATT como inicio

Un año más tarde, en septiembre de 1985, un mes y medio después de que se fundará Alianza Automotriz, el Distrito Federal y varias regiones del país fueron azotadas por un terremoto. Incontable fue el número de muertos que causó el sismo, los daños materiales son incalculables, la moral y la ciudad quedaron destruidos.

Tras la catástrofe, en 1986, México era sede del Mundial de Fútbol y al mismo tiempo ingresaba al esquema del Acuerdo General de Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT).

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