El candidato republicano Donald Trump se hizo con el triunfo en las recientes elecciones por la presidencia de Estados Unidos, situación que genera más dudas que certezas sobre sus verdaderos planes para la industria automotriz mexicana.
Uno de los sellos de la campaña de Trump ha sido el proteccionismo económico y la imposición de aranceles, un tema que ha puesto sobre la mesa al referirse a la relación comercial con México.
A inicios de octubre, el próximo mandatario ha amenazado con grandes aranceles a los automóviles y camiones mexicanos, con la finalidad de impulsar la industria estadounidense. “Les aplicaremos un arancel del 200% si es necesario”, señaló Trump en un reporte de la agencia Reuters.
La viabilidad de estas medidas es una incógnita, dada la estrecha integración que existe en las cadenas de producción de ambos países, respaldada por el T-MEC, así como a una eventual subida de precios de los vehículos en el mercado de Estados Unidos, de acuerdo con especialistas.
Si bien las cifras sobre aranceles que ha mencionado el futuro presidente en sus eventos de campaña son variables, y aún no hay indicios sobre un plan claro para imponer este tipo de tarifas, lo cierto es que como mínimo generan incertidumbre para la economía de México, país que exporta más del 80% de su producción de vehículos al mercado estadounidense.
Ejemplo de ello es la planta de Tesla que se instalaría en Nuevo León, un plan que fue echado para atrás por la empresa comandada por uno de los aliados más mediáticos de Donald Trump: Elon Musk, quien puso freno a estos planes hasta pasar las elecciones.
De acuerdo con un reporte de Reuters, México exportó cerca de 3 millones de vehículos a Estados Unidos en 2023, una cifra que es dominada por marcas del país vecino del norte, como General Motors, Ford o
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