Los elementos metálicos que forman parte de una carrocería automotriz se encuentran protegidos desde su fabricación con diferentes productos anticorrosivos, ya que la tendencia del acero es regresar a su estado natural (óxido de hierro) a través de una reacción química con el oxígeno.
Estos productos se caracterizan por aportar a la carrocería ventajas no solamente anticorrosivas, sino también ofrecen protección antisonora, térmica, semiestructurales.
Una vez que el vehículo se comercializa e inicia su vida útil, se encuentra expuesto a diferentes riesgos que pueden generar daños importantes a la carrocería y demandar reparaciones estéticas o estructurales.
Esto modificará sin duda las características anticorrosivas originales del vehículo, ya que para realizar estas intervenciones se retiran o destruyen los tratamientos anticorrosivos originales de la zona reparada, por lo que será necesario restaurarlos en posteriores operaciones.
La importancia de restaurar la protección anticorrosiva original a la carrocería radica en que, si ésta no se realiza, puede originar fallas localizadas o generalizadas derivadas del ataque corrosivo que sufrirían sus elementos metálicos (acero) y pondría en riesgo el desempeño total o parcial de la carrocería en tiempos relativamente cortos.
Las carrocerías tienen varias capas por arriba del metal que ayudan a proteger la lámina contra este contaminante fatal para el acero llamado corrosión, incluso, pueden ser hasta cinco capas protectoras como se muestra en la imagen de abajo.
Por mencionar algunos de los tratamientos anticorrosivos más usados tanto en la fabricación como en la restauración de las carrocerías, no dejando pasar por alto que se deben de tomar en cuenta diversos factores como la zona donde se encuentra la pieza o la función que desempeña, ya que de esto depende el tipo y procesos de protección anticorrosiva para aplicar.
Por: Cesvi México