RUDI ESQUIVEL BOLAÑOS
El sobrecalentamiento del motor es uno de los problemas más delicados que pueden surgir en nuestro día a día. Un descuido respecto a ello y pueden suceder daños graves como una rotura, y en el peor de los casos, la culata se irá al “garete” y tendrías que gastar una enorme cantidad de dinero para reparar el daño.
Para esto, el sistema de refrigeración entra en acción constantemente durante la operación del mismo con diversos componentes para mantener al motor trabajando dentro del umbral óptimo de grados y sacar el máximo rendimiento de la maquinaria.
Generalmente, encontraremos en el tablero de nuestro coche el indicador de temperatura analógico o digital que indica la temperatura del motor, haciéndote saber si la temperatura está dentro de lo aceptable con un límite de 150°C, incluso menos.
Lo cierto es que la mayoría de los motores de autos a gasolina tienen su punto ideal de temperatura entre los 70°C y los 150°C. Si no hace mucho calor y el sistema de refrigeración trabaja correctamente, el promedio de temperatura debería mantenerse entre los 90 y 100 grados centígrados, todo esto dependiendo del modelo del carro, las condiciones de mantenimiento y el clima en menor medida.
El motivo de que un motor pueda llegar a temperaturas altas, es debido a la combustión de la gasolina en el interior de los cilindros, donde sucede el mayor proceso energético alcanzando temperaturas de hasta los 2,000°C.
Esta temperatura, al estar por encima del punto de fusión de los metales empleados en la construcción del motor, podría causar la destrucción de los mismos.
Dicha energía se produce en instantes por la explosión del combustible y baja durante la expansión y liberación de los gases. Este proceso es el que puede elevar la temperatura media del motor a niveles peligrosos, de ahí la importancia de la refrigeración inmediata.
Refrigeración por aire
Es el sistema más simple de los dos, ya que permite que la atmósfera le ayude a hacer el trabajo de refrigeración mediante el proceso de evacuar directamente el calor del motor a través del aire que lo rodea. Construido específicamente para llevarse en el exterior (mayormente utilizados en motocicletas), se fabrican en aleación ligera y están sobre la carcasa exterior de unas aletas que permiten aumentar la superficie radiante de calor. Existen dos tipos de refrigeración por aire:
Directa
Nos referimos a los motores de motocicleta cuyas aletas están en constante contacto con el aire del exterior mientras el vehículo viaja, facilitando la refrigeración por proceso de convección. La energía calorífica se transmite al aire frío que rodea el motor.
Forzada
Cuando el motor no está expuesto al exterior, por lo contrario, está encerrado en la carrocería, se opta por instalar un potente ventilador que es movido por el motor, en cualquier situación, los cilindros están trabajando y la temperatura que producen se refrigera.
Una de las desventajas más notorias del sistema de enfriamiento por aire es el inevitable incremento del ruido que producirá el ventilador o la exposición del motor al exterior. Sin embargo, es un sistema muy simple en cuanto a complejidad se refiere.
Refrigeración por agua
La bomba del circuito de refrigeración o bomba de agua, se acciona por el motor del coche, activa la circulación del líquido refrigerante con una velocidad proporcional a la del motor.
Para ello la bomba aspira el líquido refrigerante de la parte baja del radiador y la impulsa al interior del motor a través de los espacios que hay entre la cámara de combustión y las camisas de los pistones.
Este sistema es utilizado desde hace muchos años, ya que ofrece una refrigeración más eficaz con menor volumen de agua. Debido a las grandes revoluciones que alcanzan hoy en día los motores es necesario una evacuación más rápida de calor, lo cual se consigue forzando la circulación de agua por el interior de los mismos.
La bomba centrífuga activa la circulación del agua en su recorrido con una velocidad proporcional a la marcha del motor.
En su funcionamiento, la bomba aspira el agua refrigerada de la parte baja del radiador y la impulsa al interior del bloque a través de los huecos que rodean las camisas y cámaras de combustión. El refrigerante sale por la parte superior de la culata y se dirige otra vez al radiador por su parte alta, donde se enfría nuevamente a su paso por los paneles de refrigeración.
Con esta circulación forzada, el agua se mantiene en el circuito a una temperatura de 80 a 85 ºC, con una diferencia entre la entrada y la salida de 8 a 10 ºC, controlada por medio de una válvula de paso (termostato) que mantiene la temperatura ideal de funcionamiento sin grandes cambios bruscos en el interior de los cilindros, que podría dar lugar a dilataciones y contracciones de los materiales.
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