No siempre el tener mucha actividad significa que estemos haciendo mucho. Cuando hablo de esto suelo comparar las moscas y las abejas. Mientras las primeras se la pasan volando todo el día, las segundas solamente lo hacen por la mañana mientras recolectan polen y regresan a su panal para producir la miel.
Algunos talleres pueden estar trabajando hasta altas horas de la noche, supuestamente para producir más, pero la realidad es que se vuelven ineficientes. Por cuestión natural, al paso de las horas el rendimiento disminuye y se trabaja más lentamente, el cerebro se cansa y piensa erróneamente y se propician accidentes. En resumen, no por cerrar tarde el taller signifique que estamos trabajando más.
Te recomiendo que te ajustes a un horario de trabajo. Así te programaras para aprovechar el tiempo y lo harás con el máximo de tu capacidad. Abre siempre a la misma hora y no cierres después de la hora señalada y si lo haces que sea ocasionalmente. Está demostrado que las tareas se expanden para ocupar todo el tiempo disponible para ellas, esta es la razón por la que los talleres que no tienen hora de salida se vuelven improductivos, pues esa costumbre de salir noche da pretexto a que al día siguiente se falte o se abra tarde.
Cada nuevo trabajo que llegue debe ser programado, tomando en consideración los trabajos que ya se están realizando y los recursos con los que cuentas, así evitarás sobrecargarte o dejar trabajos inconclusos.
Para empezar a respetar los horarios podemos comenzar por tener un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar, así ahorras tiempo, evitas accidentes y generas eficiencia. El tiempo perdido buscando herramientas, refacciones o llaves de un vehículo sumado puede ser incluso de horas al día. Y eso te lleva a cerrar tarde.
Ya en otras ocasiones te he hablado de los ladrones de tiempo, todo aquello que consume tus horas o minutos sin darte un beneficio. Identifica qué estás haciendo que no vale la pena.
Aclarando que no se puede trabajar al 100% todo el tiempo, es importante mencionar que hay algunas actividades improductivas que por mal hábito son parte de la jornada diaria. Muchos talleres acaban siendo centro de reunión de vecinos o amigos y su presencia entorpece el trabajo.
En otros casos, sé de talleres que han estado “reparando” por años vehículos que al final terminan en la basura, con su respectivo desperdicio de tiempo y dinero, por falta de visión y planeación que hubiera indicado desde el principio que aquello no sería negocio.
Haz pausas en el trabajo. Algunos mecánicos, difícilmente desperdician tiempo y se meten al trabajo de lleno todo el día sin hacer pausas. Este extremo contrario también es perjudicial. El cerebro y el cuerpo necesitan descanso cada dos horas y esto se puede lograr con el simple cambio de actividad. Permite y date la oportunidad de relajarte cada dos horas por espacio de cinco minutos y verás como con una mente despejada y un cuerpo relajado la capacidad de trabajo aumenta enormemente.
Si ya respetas los horarios, te felicito, si todavía no lo haces, busca hacerlo y descubrirás que con el tiempo tu productividad aumentará.