Con un entorno que cambia constantemente, mantener la empresa bien encaminada no es sencillo. Cuando conducimos un auto, muchas veces caemos en obstáculos, no porque nos falte la capacidad para esquivarlos, sino porque no los vimos o no los pudimos evitar, por ir muy rápido o muy pegado a otros autos.
Con el taller pasa lo mismo, después de tomar algunas decisiones, notamos con el tiempo que no fue la mejor solución y que tuvimos problemas por no elegir adecuadamente, para ello, en esta ocasión quiero tocar este importante tema y enfocarlo a tu negocio.
De entrada, debemos reflexionar en que una decisión es la elección entre dos o más opciones, para tratar de enfrentar una situación, ya sea para mejorarla o corregirla.
Pongamos un ejemplo práctico, supongamos que en tu taller el dinero está a punto de no alcanzarte para cubrir los gastos. Debes tomar una decisión sobre qué hacer, porque si no haces nada, la situación no se va a corregir por sí misma.
Muchos talleres, cuando se enfrentan a estas situaciones, lo primero que piensan es que deben traer más clientes haciendo publicidad, promociones o bajar los precios, lo cual, no necesariamente arreglará el problema.
Primer punto, antes de pensar qué vas a hacer, debes definir qué es lo que quieres alcanzar, el fin último de las acciones que piensas tomar. Debes evitar el error de comenzar a sugerir soluciones cuando ni siquiera has planteado el problema. Comienza por visualizar cuál sería la situación ideal en la que te quieres encontrar.
En el ejemplo que te pongo, yo sugiero plantear que quieres solucionar el problema de la falta de dinero en el taller. El planteamiento no debe ser “Quiero vender más o quiero tener más clientes”. Hasta este punto no debes proponer soluciones.
Ubica las causas
Una vez que hayas definido el problema, debes analizar cuáles son las causas que lo provocan, ya que la falta de dinero puede ser producto de una mala administración, ya sea que se está gastando de más o que los costos de operación estén muy elevados.
El problema también puede tener el origen en la falta de clientes, lo cual, a su vez puede estar provocado por un mal servicio, o porque, un competidor ha entrado a tu mercado con mejores condiciones.
Una vez que identifiques las causas, ahora sí puedes comenzar a proponer soluciones, no antes.
Busca la mayor cantidad de soluciones posibles, considerando las causas que provocan el problema. Siguiendo con nuestro ejemplo, supongamos que después de un análisis llegamos a la conclusión que el taller tiene problemas de dinero, porque el poco que entra, está mal administrado. Se ha descubierto en concreto que se hacen mal las compras y que los procesos de reparación son caros, porque están mal hechos.
Separado el problema en dos, comenzamos a proponer varias soluciones para mejorar las compras:
Cotizar, por lo menos en dos refaccionarias antes de comprar una pieza.
Hacer un directorio de proveedores clasificando las mejores opciones para comprar cada tipo de refacciones.
Buscar en lo posible hacer compras por volumen para bajar los precios.
Ahora tocamos el tema de los procesos de reparación, se proponen soluciones para corregir los errores en los procesos:
Se llevará un registro de las fallas que se cometan en los diagnósticos para hacer un plan de capacitación en los temas que se presenten con mayor frecuencia.
Se harán los diagnósticos en conjunto, para aportar ideas, en lugar de que cada mecánico diagnostique de forma individual.
Se trabajará en equipo para solucionar cualquier falla que se tarde más de lo especificado, para evitar fallar ante los tiempos de entrega al cliente.
Aquí encontramos tres soluciones para cada parte del problema, lo mejor de todo, es que podemos aplicarlas simultáneamente.
Pero ¿Qué pasaría si ante la falta de dinero tomamos una decisión a la ligera? Regresemos a nuestro ejemplo, supongamos que, ante el problema, lo primero que se hace es repartir volantes con una promoción muy atractiva bajando los precios. Sí atraemos clientes, pero tenemos procesos de compra deficientes y vamos a gastar más.
Si bajamos los precios, disminuimos nuestra utilidad y teniendo más trabajo aumentan las posibilidades de hacer malos diagnósticos y fallar ante los clientes.