En la Cámara de Diputados siguen en espera
cinco iniciativas de ley que se someterán para
análisis, discusión y aprobación que buscan lo
mismo, regularizar 2.5 millones de vehículos
que han sido introducidos ilegalmente al país.
Aprobar cualquier ley que otorge carta de residencia a esos 2.5 millones de unidades significa un duro golpe a la industria automotriz, a las redes de distribución y a todos aquellos que directa o indirectamente viven de los autos hechos en México.
En 2004 la producción rebasó el millón de unidades. Nuestro parque vehicular es de 17 millones. De regularizarse 2.5 millones de vehículos esta cantidad haría un total de 4 millones de autos de origen ilegal, lo que representa el 25 por ciento del total y 3 veces la producción anual.
Vicente Fox ha dicho que, de haberse aprobado la reforma fiscal, el Impuesto Sobre Autos Nuevos (ISAN) sería cosa del pasado. Esta medida, dice, hubiera estimulado la reactivación del sector.
Durante su reciente viaje a España Vicente Fox fue categórico al señalar que “frenar la importación ilegal de automóviles”. Y explicó, con lujo de detalle para quienes todavía no entienen el origen del problema, que el fenómeno “se da por ese diferencial de precios que existe entre el mercado norteamericano de autos usados y el mexicano”. Quiso decir que en Estados Unidos los autos son más baratos que en nuestra patria. Y fue más allá: “el grado de avance que lleva el Tratado de Libre Comercio (TLC) por sí mismo debe eliminar esta ventaja (para los vecinos del norte) y entonces no hay porqué estar trayendo estas cantidades masivas de automóviles”
El titular del ejecutivo reconoció que la industria automotriz y la de autopartes son las que generan el mayor número de empleos en el país por lo que debe “protegerse el empleo y conservar la legalidad”.
Diversas organizaciones empresariales del sector, como AMIA, ANPACT y AMDA, entre otros, se han manifestado públicamente para expresar su repudio en caso de que los diputados y senadores se tomen el “chocolate caliente” y aprueben dicha legalización, que a todas luces atenta contra la industria establecida en México y contra los mexicanos.