Últimamente hemos visto que los automóviles salen con versiones “myld-hybrid” o “microhíbrido”, cuya nomenclatura completa es Mild Hybrid Electric Vehicle, lo cual entendemos como un vehículo no completamente híbrido.
Y es que las normas de contaminantes se ven cada vez más exigentes, y forzan a las armadoras de coches a desarrollar tecnologías que detengan o reduzcan el impacto medioambiental.
Por ejemplo, los Audi A3 cuentan con un sistema doble turbo (TFSI), mismos que incluyen un alternador-motor de arranque accionado por correa, que se encarga de alimentar el sistema de 48 V por baterías de iones de litio (BAS). Todo esto lo incluyen de forma que el motor pueda funcionar de forma más homogénea y no se descompense.
Igualmente, el sistema tiene la capacidad de recuperación de energía, para cuando el conductor deje de acelerar o frene someramente, se puedan recuperar hasta 12 kW y de esa forma alimentar la batería.
Estas funciones se activan y desactivan en función de las demandas del conductor y el estado del motor, pero siempre velando por el rendimiento y ahorro.
El sistema tiene la capacidad de gestionarse de acuerdo a lo que se requiera, por ejemplo, si el motor está apagado y se necesita aire acondicionado, el motor funciona de forma suave; al contrario, si se necesita una aceleración rápida, ésta se obtiene pero siempre gestionando el mejor rendimientos y la reducción de emisiones.