La función básica del sistema de enfriamiento es reducir la temperatura del motor para mantenerlo dentro de rangos seguros de operación para los diferentes componentes, tanto exteriores como interiores del motor, buscando que la dilatación de las partes no sea excesiva y se reduzca la fricción entre los componentes que están en movimiento. Así se disminuye el desgaste de las partes.
El sistema de enfriamiento hace circular internamente en el motor el líquido refrigerante, al estar en contacto con las partes calientes, el refrigerante se calienta, por lo que podemos decir que le roba calor interno al motor.
Una vez que el refrigerante en circulación “roba” este calor, sigue su marcha dentro del circuito hasta llegar al radiador, donde a su vez, el aire frío “roba” calor al entrar en contacto con los múltiples y angostos conductos del panal. Una vez enfriado el líquido refrigerante sigue su marcha, nuevamente, al interior del motor para nuevamente calentarse “robando” nuevamente calor al motor en un ciclo constante.
El camino que sigue el líquido refrigerante
En la mayoría de los autos, una banda acoplada a la polea del cigüeñal mueve la polea de la bomba de agua; en otros, las bombas se accionan por medio de un motor eléctrico que incluso puede funcionar a distintas velocidades.
La bomba, en ambos casos, genera el movimiento del líquido refrigerante del motor hacia el radiador. En él se hace pasar una corriente de aire movida por el ventilador hacia el líquido refrigerante, lo que le permite bajar su temperatura y, a través de unas mangueras, el fluído retorna hacia el motor para volver a iniciar el ciclo.
El líquido que entra al motor transfiere parte del calor generado en la cámara de combustión, removiéndolo de la parte superior del cilindro de las válvulas de admisión y de escape, y del mismo cilindro a través de las camisas que lo envuelven y que forman parte del monoblock. Este líquido caliente es impulsado por la bomba de agua y enviado hacia el radiador, pasando por el termostato concluyendo así el ciclo.
Cuando el motor está por debajo de la temperatura de operación, el termostato bloquea el flujo de agua hacia el radiador, circulando éste solamente por las camisas de agua para elevar la temperatura de manera homogénea hasta un nivel óptimo. En días fríos el termostato permite apenas la circulación de refrigerante suficiente a través del radiador para eliminar el exceso de calor y mantener una temperatura adecuada en el motor. En días calurosos es probable que el termostato esté abierto por completo.
¿Agua o refrigerante?
El agua es el fluido de enfriamiento básico porque es abundante, barato y fluye con facilidad, pero los productos químicos que contiene un buen anticongelante mejoran las propiedades del agua y la convierten en un excelente fluido de enfriamiento. Estas sustancias están diseñadas para reducir la formación de espuma, reducir la cavitación y evitar la corrosión.
La base de casi todos los anticongelantes es el etilenglicol o el propilenglicol. Algunos fabricantes recomiendan una mezcla de 50% de anticongelante y agua (mitad y mitad), en áreas muy frías la mezcla puede ser más concentrada pero el límite es 67% (2/3 de anticongelante y 1/3 de agua).
Actualmente se venden líquidos que deben ser usados al 100% porque ya están previamente preparados.
La función del líquido anticongelante no sólo es mantener el sistema dentro de su rango de temperatura de funcionamiento. También cumple con funciones anticorrosivas, evita la formación de óxidos y sedimentos.