Supongamos que alguno de ustedes quiere construir una torre. ¿Acaso no se sienta primero a calcular el costo , para ver si tiene suficiente dinero para terminarla? Si echa los cimientos y no puede terminarla, todos los que la vean comenzaran a burlarse de él, y dirán: “Este hombre ya no pudo terminar lo que comenzó a construir”
Lucas 14:28 al 30.
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Vivir en el pasado es algo a lo que muy a menudo estamos atados, nos resulta difícil desprendernos de los recuerdos. Hay veces que no alcanzamos a comprender que las cosas ocurren porque así deben ser, que todo tiene una razón.
El reto diario es mirar hacia adelante y ser un hombre prudente, capaz de edificar su vida sobre la roca, cimientos fuertes que no lo detengan y lo derrumben, más no, un hombre insensato que ponga su vida en un nivel inestable.
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Se dice que el hombre es el arquitecto de su propio destino. Sin embargo, a menudo edificamos nuestro destino como si fuésemos “peones del albañil”, más que inspirados arquitectos.
Y es que la mayoría de la gente suele actuar como si el futuro fuera algo que le va a suceder fatalmente y en lo cual no se puede intervenir, no quedando más remedio que esperarlo y reaccionar ante lo que nos ofrezca.
Afortunadamente hay gente diferente, que cree que el futuro en lugar de construirlo, parece como si los ojos los tuviesen en la nuca; ven demasiado hacia el pasado, pues eligen y explican su presente en función de lo que han sido y no de lo que quieren ser. En cambio, las personas que sí ven hacia adelante, ven el presente como una preparación para el futuro, más que como una consecuencia del pasado.
Muchas personas creen que su futuro está ya comprometido por los errores cometidos y el tiempo desperdiciado en el pasado. El pasado ya no lo podemos manejar, porque está ya concluido y nada lo va a modificar; pero el futuro sí vale la pena, porque “aún no sucede” y está íntimamente ligado con lo que hacemos ahora.
Además, nunca es tarde para mirar la vida con una mejor perspectiva.
¿Crees que en el pasado has perdido mucho el tiempo, que has dejado de estudiar desde hace varios años, que has desaprovechado valiosas oportunidades y que has cometido errores garrafales? Pues bien, no eres ningún extraterrestre, a todos nos ha sucedido lo mismo, y hemos aprendido de ello. El pasado es valioso sólo como fuente de experiencias; pero no dejes que te ate con su grillete de lamentaciones, ni te escondas en él para huir con tu presente. El ayer es el ayer y nada lo va a modificar tu presente y futuro te pertenecen, porque la vida comienza cuando uno define lo que realmente quiere de ella.
Ya no me digas qué has sido, esa “canción” todos la conocen; dime mejor qué quieres ser.
Si hoy lo defines, es como si renacieras en este instante conservando tus experiencias.
Es cierto que el tiempo es eterno; pero para ti apenas está comenzando, porque, como alguien escribiera: “Hoy es el primer día del resto de tu vida”.
Texto de Rafael Martín del Campo. Extraído del libro: Un instante para ti.