El pasado 15 de septiembre, en el territorio de Estados Unidos inició una huelga de actividades en algunas plantas de manufactura automotriz, donde participan la planta de ensamble de Stellantis en Toledo; la planta de ensamble de General Motors en Missouri y la planta de Ford en Wayne.
Ya que México es uno de los países principales en la exportación de autopartes a EU, la Industria Nacional de Autopartes (INA) estima que la afectación al mercado nacional por el paro de actividades será de más de 70 millones de dólares.
La INA precisó que de continuar la huelga por los siguientes siete días, el nivel de producción de autopartes a nivel nacional podría presentar una disminución aproximada de 76 millones de dólares.
La cantidad anterior, representa una disminución de 0.1% de las exportaciones mexicanas al territorio de Estados Unidos.
No obstante, la INA confía que el nivel de empleo en el país supere los 900 mil empleos. Debido a ello, se busca apoyar a sus asociados para que, en caso de una reducción la jornada laboral, puedan destinar su producción a diferentes países.
Autoridades de la INA señalan que la capacitación en nuevas tecnologías como la electromovilidad, el mantenimiento y las líneas de producción son las principales áreas afectadas por la huelga estadounidense.
En este sentido, la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) recalcó la fuerte relación que existe en toda la cadena de valor de América del Norte, por lo que es difícil calcular el impacto que puede tener la huelga en Estados Unidos para la industria automotriz mexicana.
“El mercado mexicano, al depender de factores como la duración de la misma, líneas que paren, así como la cantidad de plantas afectadas”, analizará la información que otorguen las empresas y el sindicato y el mismo gobierno de Estados Unidos.
A pesar de confirmar la participación de una planta de General Motors, la empresa informó en un comunicado que sus plantas de manufactura ubicadas en México, van a continuar operando con normalidad.
Respecto a la huelga, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, prepara medidas económicas pertinentes para proteger a los proveedores de automóviles que podrían verse afectados por la huelga.
De acuerdo al New York Times, si la huelga se prolonga diez días podría costarle a la economía estadounidense unos 5 mil millones de dólares, de acuerdo con Anderson Economic Group. Si la huelga se prolonga más tiempo podría afectar los inventarios de automóviles en las distribuidoras.