La industria automotriz se encuentra en plena recuperación, como un paciente que atravesó una larga enfermedad y se encuentra en rehabilitación.
De acuerdo a varios especialistas, el principal reto para los próximos años es el restablecimiento de la cadena de suministro, no solo en el tema de microprocesadores, sino en los insumos de vehículos, situación que afecta a todas las armadoras.
Aunque los fabricantes tratan de ser positivos, J.D. Power considera que será hasta el 2025 cuando se observen cifras de una recuperación global, en México se podrían ver números prepandemia hasta el 2029.
Gerardo Gómez, director general de J.D Power de México, indicó que la recuperación en el país se dará de manera gradual, pues faltan unidades. Actualmente se podrían vender más de 200 mil unidades más, pero no existen estos vehículos.
“El gran reto para México y para el mundo es producir unidades que se puedan vender en el país. No es producir por producir, es producir las unidades que buscan los clientes”, afirmó.
PLANEACIÓN PARA LA RECUPERACIÓN
México es un país muy peculiar ya que aquí se encuentran armadoras asiáticas, americanas y europeas y todas producen vehículos de calidad mundial que se exportan a todo el mundo, por ejemplo, más del 80% de la producción se va para el mercado de Estados Unidos.
En un mercado tan competitivo la planeación es clave para la recuperación de las marcas, pues como se mencionó anteriormente, la falta de insumos le “pegó” a todas las armadoras.
Fernando Díaz, senior manager de Kia México, indicó que durante este año trabajaron muy duro para reducir el impacto por falta de componentes, sin embargo “hemos estado con índices de producción bastante aceptables”.
“Para el 2023, 2024 y 2025 se ve una rampa de recuperación lo que nos permitirá tener un mejor nivel de producción”, reflexionó.
En su oportunidad, Gabriel Olmos, director de Total Customer Satisfaction en Nissan Mexicana, señaló que uno de los retos para el próximo año es reforzar la planeación para atender la demanda de los clientes a la brevedad posible.
“El volumen tiene que ver con los agentes externos, con proveedores que nos complementen. Para nosotros es fundamental tener un buen nivel de calidad, mantener el prestigio de la marca y la satisfacción de los clientes”, aclaró.
Marisol Blanco, responsable del área de Comunicación, Relaciones Públicas y Responsabilidad Social de Toyota en México, señaló que para la marca el mercado se encuentra en recuperación; sin embargo, “se requiere tiempo para irse ajustando a las demandas del mercado”.
“Sabemos que el mercado se tiene que recuperar. Hemos tenido tres meses muy buenos, pero los grandes impactos que ha habido la cadena de suministro requieren de recuperación”, dijo.
Ernesto Mejía, responsable de producto y precio en Hyundai Motor de México, explicó que todavía “quedan un par de años complicados que afectarán a toda la industria automotriz. La etapa actual es muy complicada a nivel global. La falta de componentes hace que los clientes busquen cualquier vehículo en una agencia y no el vehículo que quieren o necesitan”.
Parte de la estrategia de la marca es ver “cuáles versiones son las más demandadas, tratar de enfocarnos en ellas, enfocarnos en los lugares donde hay más demanda y tratar de hacer este tipo de ajustes a corto plazo”.
El 2023 luce como un año retador, pero también de oportunidad, especialmente en la adopción de la electromovilidad.
La mayoría de los fabricantes de vehículos anunciaron que a partir de la próxima década toda su producción será híbrida o eléctrica, no obstante, esta realidad luce muy lejana para México y América Latina, pues más allá de la construcción de los vehículos, la falta de infraestructura tanto carretera como de leyes y reglamentos harán más complicada su adopción.
A pesar de las dificultades, ésto es una oportunidad para México y formar parte de esta nueva cadena de valor, transformarse y convertirse en un jugador clave en el futuro, ya sea como productor de vehículos, insumos, tecnología, software, incluso con investigadores e ingenieros especializados.
Otra gran oportunidad es el llamado “nearshoring”, es decir, la relocalización de los proveedores para regresar a nuestra región la producción de Asía y colocarla en el continente americano.
2023 será retador, pero también es el inicio de un camino ascendente en nuestra industria, que así sea.