Mauricio Hernández: Un lobo solitario

Estados Unidos fue su escuela y ahora en México pone en práctica su aprendizaje

MAURICIO HERNÁNDEZ

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“Siempre imitado, jamás igualado”, es un dicho que podría calificar la personalidad rebelde e independiente de Mauricio Hernández, modificador de autos, un auténtico creador de sueños.

Sus inconfundibles rastas son un signo distintivo de su personalidad única, tal como sus trabajos de modificaciones, lo que incluso lo llevó a tener un programa en la televisión abierta.

Su pasión por los autos comenzó de forma casual, pues un castigo le permitió descubrir su verdadera vocación.

“A los 13 años tuve la oportunidad de trabajar con los autos, no me gustaba la escuela y decidieron mandarme a trabajar, como un castigo, pero me di cuenta que era lo que me gustaba”, rememoró con una sonrisa “y cuando quisieron regresarme a la escuela ya no quería”.

Desde pequeño se mostró muy independiente de su familia. “Al final del día, he sido muy berrinchudo, me he separado de mi madre y mis hermanos. La mayoría de las cosas las he hecho solo”, se sinceró.

A los 16 años emprendió su primera aventura al irse a Estados Unidos como indocumentado y allí aprendió el arte de la restauración y modificación de vehículos.

“Estados Unidos fue una gran escuela, una gran universidad. Puedo decir que me gradué con el idioma, con el aprendizaje y en las técnicas que hago. Gracias a Dios salí por la puerta grande, le agradezco a ese país”, recordó tras pasar 20 años allá.

“Empecé a trabajar con West Coast Customs, me tocó ver crecer la marca, cuando era un taller chiquito y vi esa transición, vi como el dueño manejaba la marca, evolucionando y esa es la escuela que traigo, generar cosas propias”, reflexionó.

Esa enseñanza fue el motor que lo llevó recorrer los 32 estados de la República Mexicana llevando su pasión a cada rincón. “Amo a mi país, siento que tenemos mucho que ofrecer a México y al mundo, somos una gran mano de obra. El mexicano es artesano, los autos y la modificación de autos es un arte”, aseguró Mauricio Hernández.

Su semblante cambia un poco, se vuelve un poco más serio y al mismo tiempo más abierto, “creé otra marca, PacifiCoast Customs con un socio, hice otra AERT y tampoco funcionó, allí me di cuenta que el problema no eran ellos, era yo, porque yo quiero hacer las cosas a mi manera, hacer lo que quiero y ahora tengo mi negocio sin tener socios”.

Precisamente como un lobo solitario, un alfa que crea y sigue sus propios deseos y “locuras”.

Su taller MH Customs&Restorations es la culminación de un sueño. “Yo trabajé cuatro o cinco años en hojalatería y pintura en talleres de colisión, y cuando vi que se podían hacer otras cosas con los autos fue donde dije ‘quiero hacer esto por el resto de mi vida”.

“Cada proyecto, cada auto no es fácil. Cuando me traen proyectos o ideas muy locas termino haciéndolas y me digo ‘solamente Mauricio se avienta estas broncas’”, dijo entre risas.

Pero, su alma inquieta no le permiten quedarse estancado en un solo proyecto y ahora combina su negocio con otra pasión, correr autos.

Con tres años como piloto de la Copa Notiauto, esta temporada, Mauricio Hernández busca quedar entre los diez primeros.

“Mi fuerte son los proyectos, mi fuerte son los retos, hacer las cosas de la mejor manera posible”.

Por fin se le escapa una sonrisa al terminar la charla, pues levanta la vista y ve la puerta de su taller, el sueño de un lobo solitario, su propia guarida.

 

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