Si hay algo que caracteriza al pueblo japonés es su fortaleza y sensibilidad, un pueblo que resiste y se levanta de las guerras, al mismo tiempo que cultiva la perfección y la eficiencia. Así es como, en el pasado, los japoneses forjaban el acero de la espada con las mismas manos que hicieron de la jardinería y el cuidado de sus crisantemos, un arte.
Esta visión es capturada por el nuevo Mazda 3, un vehículo que da un paso adelante en cuanto a estética, motorización y sofisticación, lo que se hace evidente cuando se observan los detalles interiores y exteriores.
Tanto en versión sedán como en hatchback, el diseño de estos vehículos responden al concepto de la marca denominado Kodo, un homenaje al movimiento de un felino, algo que deja constancia cuando se observa la agilidad y la ligereza que transmiten en cada trazo y curva de un exterior confeccionado con la sutileza que requiere un crisantemo. El ritual floral de los japonese transferido a la forja del acero.
El interior es armónico con el exterior, las curvaturas de los interiores van de la mano con lo que podemos ver en la carrocería, además, destaca el cuidado y la limpieza en el diseño que le prestaron a cada uno de los detalles, lo cual resalta aún más cuando nos percatamos de la calidad de los materiales. Es notorio que la firma japonesa busca diferenciarse de la competencia partiendo de la sabiduría que encierra su nombre.
Los asientos armonizan con la pantalla central y el panel de información que se proyecta en el parabrisas en las versiones más equipadas. El sistema de entretenimiento y conectividad es compatible con Android y con IOS.
El motor es de 2.5 litros, la transmisión de 6 velocidades y su tecnología de casa Skyactiv, prometen un buen rendimiento. de combustible, eficiencia y una aceleración suave y estable.