Una de las novedades de 2014 fue el límite de 100 kg de combustible por carrera y coche y con un caudal máximo de 100 kg/h. De este modo y por primera vez, los motoristas tuvieron que lidiar con una palabra que quizá les resultó desconocido. La palabra es eficiencia. Hasta el año pasado, lo único que importaba era poder extraer el máximo de potencia del motor.
No es de extrañar que la FIA tomara la decisión de limitar el uso de combustible pues siempre se ha dicho que la Fórmula 1 es el laboratorio de los coches de calle y es aquí donde se dio primero el paso en la búsqueda de la eficiencia. Es por esto que, además, la potencia del ERS aumentó considerablemente, haciendo de los Fórmula 1 coches con tecnología híbrida.
Sin embargo, estos días se ha hablado mucho de aumentar la potencia de los motores V6 hasta los 1.000 CV en 2017 para aumentar el espectáculo. Sin embargo, esto comprometería el ahorro de combustible que ha sido bueno por dos motivos. El primero y más obvio es que si se utiliza menos combustible, se invierte menos dinero en este elemento, lo que se traduce en el abaratamiento de los costes de la Fórmula 1.
Por otro lado está lo más interesante, la investigación. Hacía tiempo, o quizá sea la primera vez, que hemos oído como a lo largo de la temporada empresas como Shell, Total o Petronas han introducido octanajes más altos y compuestos químicos que mejoran la combustión, lo que permite utilizar menos combustible además de que han jugado con la densidad de los combustibles.
Toda esta investigación en no mucho tiempo pasará a los coches de calle y todos podremos beneficiarnos de ello. Si la FIA abre la mano para 2017 y permite utilizar más kilos, todas estas investigaciones podrían perder sentido o, directamente, carecer de él. Así que ahora es responsabilidad de la FIA y las escuderías no dejarse seducir por soluciones fáciles para aumentar la potencia de unos motores que, según Mercedes, podrían llegar a dar 1.600 CV
Con información de: Sportyou