Conozco a muchos compañeros mecánicos que son el perfecto ejemplo de un caso de éxito. Concretamente, puedo hablar de varios que comenzaron como ayudantes y que fueron creciendo en todos los aspectos, hasta llegar a ser independientes y fundar su propio taller. Pero algunos de ellos, que tardaron en triunfar, al alcanzar la cima, algo les pasó y bajaron rápidamente de ella.
Es un hecho que todos deseamos lograr nuestras metas, pero la realidad es que al triunfar, se corre el peligro de cometer errores que pueden precipitar la caída. Consideremos estos consejos para que no nos maree el éxito.
No bajes la guardia. Hablemos de la primera situación a cuidar y es la de alejarse de la zona de confort. Para quien abre su taller puede ser muy tentador no abrir un día si está cansado o dejar plantado a un cliente porque tiene otros. Un negocio propio requiere de constante vigilancia y disciplina, pero si quien lo abre no lo entiende así, el negocio comienza a deteriorarse. Mantén siempre una meta más alta. No te exijas de más para no desgastarte, pero tampoco te descuides o confíes.
Permanece humilde. El que triunfa puede llegar a creer que ya lo sabe todo y que ya nadie le puede enseñar. No por ser el dueño niegues las opiniones de los demás, por el contrario, acepta comentarios de tus trabajadores, clientes, compañeros e incluso, de la competencia. No te cierres a que tú eres el poseedor de la verdad absoluta.
Fórmate como empresario. Que poseas conocimientos de mecánica no necesariamente significa que sepas administrar un taller o que puedas guiar un equipo de trabajadores. Muchos talleres pierden una cantidad enorme de dinero porque se manejan como un “puesto de dulces” y no como una empresa. De entrada, tu taller requiere de inversión y mantenimiento, tus trabajadores deben ser contratados y guiados profesionalmente, mientras que los clientes deben ser atendidos para resolver sus necesidades. Estas y otras actividades son indispensables, sin embargo, muchos dueños las desconocen y por eso sus talleres no crecen.
Mide correctamente lo que ganas. Muchas veces los mecánicos comparan lo que ganan en su taller con sus ingresos cuando eran empleados. Esto es un error. No te puedes comparar con un empleado que no tiene costos fijos, porque tu taller sí los tiene. En el párrafo anterior mencioné la necesidad de la reinversión. Un taller que no invierte en equipos, en capacitación o mantenimiento para sus instalaciones, avejenta y acelera su muerte. Si crees que todo lo que cobras a los clientes es para ti, estás cometiendo un error. Siempre considera una cantidad para ahorro e inversión.
Fortalece a tus trabajadores. Muchos dueños tienen miedo de invertir en los trabajadores porque creen que van a cobrar más o se van a ir a otro taller. Si bien este es un riesgo, también es cierto que rinde más un trabajador capacitado en poco tiempo que uno incompetente mucho tiempo. Si cuentas con mecánicos capacitados puedes brindar mejor servicio, ahorrar gastos y cobrar mejor, y con ello te alcanza para pagarles mejor a ellos, entrando en un círculo virtuoso.
Mantén tu calidad. Algunos talleres tienen un arranque muy bueno, pero con el tiempo empiezan a descuidar la calidad de sus servicios cuando creen tener al cliente cautivo. Si hacer las cosas bien te llevó a triunfar, hacerlas mal te llevará en sentido opuesto.
El éxito suele ser engañoso. Cuando te va bien tienes muchos “amigos” que te dicen todo lo que quieres escuchar, por eso es importante estar alerta y descubrir todos los posibles errores. Son muchos los talleres que fracasan porque no han puesto atención a pequeños detalles.
Si tú crees que has triunfado en la vida, mantente atento para que continúes en esa línea.
No sólo se trata de llegar, sino también de mantenerse en la cima.
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