El ser mecánico automotriz es un oficio que se realiza con orgullo, la gran mayoría de los técnicos automotrices aprendieron la labor de forma empírica y en los últimos años se crearon escuelas técnicas para impulsar la profesionalización del gremio. Como todo trabajo manual este conlleva riesgos y es importante saber prevenirlos.
En la actualidad, México cuenta con más de 627 mil personas dedicadas a la mecánica automotriz, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Además, de las más de 600 mil personas que se dedican a este trabajo, el 60.3% lo hace bajo la informalidad. En este sentido, destaca el estado de Campeche, como el que más alberga dicho fenómeno, con un 78.9% de la población mecánica automotriz.
Un taller mecánico es un lugar sumamente interesante, ya sea por las herramientas o maquinaria que se utiliza, como por el trabajo que se realiza, sin embargo, es importante tener en cuenta cuáles son las medidas e indicaciones de seguridad para poder operarlo.
Alianza Automotriz se acercó con diversos técnicos automotrices para abordar su perspectiva acerca del uso de Equipo de Protección Individual (EPIS) en el taller mecánico, además de conocer si hacen uso de dicho equipo y, finalmente, saber si han estado relacionados con algún incidente derivado de la falta de éste al momento de trabajar.
EPIS del taller mecánico
Al laborar en un taller mecánico, se recomienda el uso de guantes de protección, los cuales evitan cortes y son resistentes al calor y productos químicos. Asimismo, son fundamentales las gafas de seguridad para el cuidado de los ojos ante partículas metálicas o chispas.
Además, es imprescindible el uso de botas de “casquillo” y ropa anticortes que cubra la mayor parte del cuerpo y sea de mezclilla, de preferencia. Adicionalmente, utilizar una faja abdominal al momento de “calzar” automóviles o cargar neumáticos es de gran ayuda en la prevención de hernias. Sin embargo, algunos de los mecánicos que nos dimos a la tarea de entrevistar reconocen que no siempre cumplen con tales requisitos. Al preguntar la razón detrás de no usar EPIS, la mayoría dijo que es por “falta de costumbre”.
Por ejemplo, Ángel Lara Flores, mecánico de un taller en el estado de Hidalgo, aseguró que no utiliza el equipo completo debido a que desde que aprendió el oficio jamás se le exigió.
“A lo mucho, utilizo los guantes cuando trabajamos con algún escape o partes calientes del motor, pero la verdad es que me siento incómodo usándolos”, comentó.
Por otro lado, Julio César Martínez, estudiante de ingeniería automotriz, señaló que el uso de EPIS ya es una costumbre al momento de trabajar. Martínez indicó que durante la carrera se les advierte que usar EPIS puede prevenir accidentes al momento de laborar y que se debe comenzar “a cambiar de mentalidad para hacer un trabajo más limpio y seguro”.
Trabajo de hombre
El oficio de mecánico automotriz es un trabajo realizado, históricamente, sólo por hombres. Según datos del INEGI y la Secretaría de Economía, el 98.8% de los mecánicos son hombres, mientras que las mujeres ocupan el 1.18% al segundo trimestre de 2024.
¿A qué vienen estas estadísticas? La respuesta es que el sector aún se mantiene bajo la penumbra de un machismo fuertemente arraigado. Carlos Silva Peña, mecánico con más de 30 años de experiencia, recuerda que al pedir guantes o lentes para trabajar a su “maestro”, siempre le respondía que “este es un trabajo de hombres”. Además, minimizaba el hecho de estar protegido con ideas semejantes al “se te harán manos de mujer”, entre otras concepciones machistas. Pese a no seguirlas divulgando, lo marcaron y son la causa de no estar acostumbrado al uso de equipo de protección.
Por otro lado, Gregorio Vite Gutiérrez, especialista en reparación de escapes de automóviles y vehículos pesados, fue víctima de la falta de equipo de protección al momento de laborar. Gregorio relata que a los 16 años sufrió un accidente que le dejó quemaduras de tercer grado en el rostro y brazos. Su “patrón” ayudó con los gastos médicos y el tratamiento cutáneo al que se sometió.
A la vez, recuerda que pese al accidente, su jefe jamás tuvo el interés de proveer de equipo de seguridad al taller y a sus empleados, lo que le llevó a abandonar su trabajo y buscar nuevos rumbos.
Los estigmas y falta de comprensión de los peligros que se enfrentan al laborar en un taller mecánico pueden ocasionar consecuencias sumamente graves.
Foco de atención
Un organismo interesado en atender la problemática de la falta de seguridad en los talleres automotrices es la Confederación Nacional de Talleres (CNT), quien realiza la Expo Mecánico Automotriz Internacional a fin de promover una mejor cultura de trabajo y aprendizaje del sector reparador.
Respecto a la postura de la organización en el tema del correcto uso de equipos de protección en el taller automotriz, Rudi Esquivel Bolaños, Presidente de la CNT, aceptó que es algo pendiente en la agenda. “La mayoría de los talleres no invierte en capacitaciones de seguridad ni en equipo para la misma” aseveró.
Esquivel Bolaños señaló que la CNT buscará atender el problema en 2025, por lo que invitó a todos los técnicos automotrices a descargar la app de CNT y afiliarse, esto con la finalidad de acceder a capacitaciones que pueden mejorar su labor y seguridad en sus negocios.
Aunque el panorama luce sombrío, algunos técnicos automotrices ya son conscientes de la importancia de la seguridad en su taller, tal es el caso de Diego López, mecánico de Servicio Vélez, quien no inicia sus labores sin las botas “de casquillo”, ni trabaja con fuego si no trae consigo los lentes de seguridad. La precaución la adquirió con el tiempo y los accidentes, ya que, según relató, lleva cuatro procedimientos por “rebabas” en el ojo, de ahí que ya no tome a la ligera los peligros de su labor.
Otro caso es el de Marco López, quien es dueño de un taller mecánico en Ixmiquilpan, Hidalgo. López contó que la seguridad en su lugar de trabajo es imprescindible, por ello cuenta con botiquín, extintor, señalética, área de aislamiento para el aceite quemado, entre otros elementos. Además, señaló que “cada que hay chance” envía a sus chalanes (ayudantes) o, incluso él mismo, a capacitaciones y clases sobre cómo hacer un mejor trabajo.