Muchos mexicanos no se habían repuesto de la resaca de las fiestas de fin de año cuando los sorprendió el primer periodo de vacaciones del 2005, dos meses y medio después. Y bueno, pues a quien le dan pan que llore. Ni tardos ni perezosos llenamos el tanque de gasolina, le dimos un trapazo a la carrocería, colocamos la parrilla y, lo que procede en estos casos: Sol y Mar.
El periodo de vacaciones de Semana Santa comenzó con el 18 de marzo para celebrar la expropiación petrolera, le siguió el 21 de marzo, fecha en que se festeja el natalicio del Benemérito de las Américas, Benito Juárez, y desde luego, para concluir la semana, el prinicipal pretexto para descansar: los días santos.(Un puente como el pasado no se repetirá en lo que resta del año).
En esta ocasión el saldo en carreteras, según las autoridades del ramo, fue blanco al reportarse pocos accidentes automovilísticos. Los conductores evitaron el consumo de alcohol lo cual evitó hechos de sangre, a pesar del excesivo tráfico vehicular.
Durante esos días pudimos observar físicamente el crecimiento tan espectacular que ha tenido el parque vehicular en nuestro país: más de 17 millones de unidades. La cantidad de paseantes superó a la de años anteriores.
Sin embargo vimos con cierta tristeza que aún persiste la falta de educación vial de los conductores. Exceso de velocidad y rebases por la derecha fue el común denominador, sin dejar de mencionar la falta de precaución al hacer caso omiso de los señalamientos de tránsito.
No podemos dejar de mencionar también el poco interés por revisar los puntos de seguridad de los automoviles antes del viaje (frenos, luces, llantas, liquidos, etc), poniendo en riesgo la integridad física de acompañantes o de terceros.
Aún nos falta mucho por aprender en materia de seguridad en carreteras. Pero mientras tanto es necesario tomar conciencia de que el volante implica un gran sentido de responsabilidad.
Y por último, no estaría por demás recordarles a los cuerpos policiacos vigilantes en las carreteras que pongan más atención en aquellos amantes de la velocidad, pues no por manejar automóviles de gran potencia tienen licencia para las altas velocidades.