Solo falta un “pasito” para que se ratifique el nuevo tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Dicho acuerdo representa una gran oportunidad para la industria automotriz mexicana, pero también tiene retos que debe solucionar.
“El T-MEC es un instrumento de desarrollo hacía la especialización del sector digital”, explicó José Ignacio Martínez, coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN) de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Advirtió que antes de ser líder en desarrollo tecnológico, nuestro país tiene que resolver varios pendientes que exige el nuevo acuerdo comercial. Uno de ellos es el aumento del contenido regional de los vehículos que pasará del 62.5% al 75% y el Contenido de Valor Laboral, que busca igualar los salarios del sector automotriz.
“Uno de los principales retos radica en qué tan listas están las empresas locales para adaptarse a los nuevos requerimientos y reglas de integración regional para cada componente. El ecosistema automotriz local tiene que establecer claramente los mecanismos operativos, contables y regulatorios para no afectar la continuidad de sus contratos con clientes extranjeros y nacionales”, afirmó Alberto Torrijos, socio líder de la Industria Automotriz en la consultoría Deloitte México.
Pero, como dicen por allí, vamos por partes.
Acero y aluminio
El aumento del contenido regional va de la mano con el suministro de dos insumos básicos: acero y aluminio; ahora, al exigir que éstos sean regionales se podría encarecer el costo de la producción de autos y autopartes, al menos en México, ya que el acero y aluminio que se utilizan en el país provienen de Brasil y China.
“Esta medida claramente fue diseñada y aprobada para que Estados Unidos logre mayores ventajas y limite las operaciones con otros países”, aclaró el especialista de Deloitte.
“Necesitamos desarrollo de proveeduría instalada en territorio nacional, pero ¿quién les va a proveer a ellos su material?”, cuestionó Julio César Galván, director de Estudios Económicos de la Industria Nacional de Auto- partes (INA).
“Tenemos que fortalecer ese eslabón, cerrar los lazos y tener menor importación de insumos extranjeros”, agregó.
Piso parejo
“México debe dejar de verse como un proveedor de mano de obra barata, ahora tendrá que competir con personal altamente especializado”, afirmó el investigador del LACEN.
Y es que otro de los grandes retos para el sector es el cumplimiento del Contenido de Valor Laboral, es decir, que parte del costo de fabricación o los materiales para hacer automóviles deben ser hechos por trabajadores con salarios altos (el T-MEC considera salario alto 16 dólares la hora).
En el Capítulo 23 se dan a conocer mejoras salariales, horarios de trabajo, salud y seguridad, por lo que las empresas instaladas en el país tendrán que invertir para cumplir con este requisito.
¿Bueno o no?
La calificadora, HR Rating consideró al T-MEC como una apuesta de alto riesgo, donde se puede ganar-ganar o puede haber un desplome total del sector automotriz para México y Estados Unidos.
Los cambios supondrían una oportunidad para que los fabricantes de autopartes y de vehículos mejoren la industria con inversión, pero también implica un aumento en los costos de producción.
Adicional, ofrece la posibilidad de convertir al país en un desarrollador de tecnología. “México tiene la oportunidad de invertir para cumplir con lo pactado y adelantarse a los tiempos tecnológicos, con el internet de las cosas, inteligencia artificial y realidad aumentada”, afirmó Martínez Cortés.