Por: Mireya Peralvillo y Juan Carlos Guzmán
El inicio de una nueva era en el comercio trilateral entre México, Estados Unidos y Canadá, comenzó mediante el T-MEC, un tratado que trae consigo varios retos para la industria automotriz.
La principal modificación para los fabricantes de automóviles es el aumento en el contenido regional que pasa del 62.5 al 70%, es decir, que la mayoría de las partes que componen al vehículo deben estar hechas en la región de América del Norte.
La sartén por el mango
Esta situación obligó a la mayoría de las plantas armadoras a negociar “regímenes especiales de transición”, con la finalidad de tener temporalmente reglas de contenido regional más flexibles.
“Habrá alguna armadora que pueda estar lista, que hizo sus cuentas que ya vio que sí cumple, pero una gran mayoría tendrá que acogerse a esto que se
publicó a finales de abril en Estados Unidos y en mayo en México, que son los regímenes especiales de transición”, afirmó Eduardo Solís, miembro del consejo directivo de Confederación de Cámaras Industriales (CONCAMIN) y expresidente de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA).
Cabe destacar que de acuerdo al Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) quien no cumpla esta regla tendrá que pagar el 2.5% de arancel de forma temporal mientras ajustan su producción, o bien, sentarse a negociar con el país importador con un plan donde se estipula el tiempo en el que la empresa cumplirá con los requisitos y el monto de sus inversiones para lograrlo.
“Eso me preocupa porque el que tiene la sartén por el mango y quién aprueba ese régimen temporal de transición es, en este caso para las armadoras mexicanas, el representante de comercio de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés)”, dijo.
Armadoras preparadas
Sin embargo, los fabricantes se mostraron optimistas en este punto. Horacio Chávez, director general de KIA Motors México consideró que es una gran oportunidad y al mismo tiempo un enorme reto lograr la integración.
No obstante, la armadora de origen coreano se declara lista para el reto, pues desde su llegada a México trabajan con proveedores locales, y actualmente pueden decir que cuentan con más de 100 proveedores nacionales y se mostraron dispuestos a incrementar este número.
Por su parte, Bruno Cattori, presidente y CEO de Fiat Chrysler Automobiles (FCA) México, señaló que éste es el momento de demostrar que “tan preparados estamos para ofrecer productos de calidad a los miembros de la región”.
Reveló que FCA compra más de 40 millones de pesos en partes mexicanas y gracias al anterior tratado, México se convirtió en un factor clave para la industria automotriz global.
“Los proveedores han demostrado que son excelentes y ofrecen una gran calidad. Ahora necesitamos continuar con la comunicación con el gobierno para introducirse a otros mercados”, aseguró.
Salarios, el verdadero problema
Mientras que para Héctor Pérez, presidente y CEO de Ford Motor Company México, la industria automotriz mexicana es fuerte desde los proveedores de materias primas -como plásticos y metales- hasta los desarrolladores de tecnología, sin embargo su principal preocupación es el tema de los salarios.
Este es el verdadero “dolor de cabeza” de las armadoras. Cabe recordar que entre las nuevas reglas para el sector automotriz se estipuló que el 40% del valor del contenido laboral de los vehículos ligeros debe provenir de trabajadores con salarios altos (16 dólares la hora).
“Debemos entender como nos estarán midiendo y eso ayudará a mejorar este tema”, indicó.
Para Pablo Ross, socio fundador de Xperttia y ex presidente de GM en la región andina, reconoció que “en México no existe ningún proveedor automotriz que produzca así, esa es una de las condiciones más difíciles de cumplir, de esta forma va a aumentar el costo de los componentes y al final lo va a pagar el consumidor”, dijo.
Entonces ¿Qué hacer para competir? José Ignacio Martínez, coordinador de Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) indicó que “México debe dejar de verse como un proveedor de mano de obra barata y tiene que competir con personal altamente especializado”.