El ser humano es uno de los organismos más adaptables. Nos acostumbramos prácticamente a todo, vivimos en cualquier tipo de clima, comemos casi cualquier cosa y variamos nuestros horarios de actividad a conveniencia.
Esa adaptabilidad nos da ventajas y gracias a ella hemos logrado como especie muchas cosas. Pero es también debido a esta condición que nos cuesta mucho cambiar, pues así como nos adaptamos para bien lo hacemos para mal.
Tres ejemplos
Cuando un mecánico abre su taller, si no cuenta con todas las herramientas necesarias, se adapta y creativamente sustituye lo que no tiene, pero después se acostumbra a carecer de herramienta y se le hace un hábito trabajar deficientemente.
Otro mecánico comienza a saltarse comidas y medio alimentarse con alimentos chatarra, lo hace para tener más tiempo para trabajar, pero después por costumbre, acaba dañando su salud por malos hábitos alimenticios.
Uno más, cuando el mecánico ya está tan habituado a las reclamaciones de los clientes, que cuando no se quejan hasta se extraña. Ya no le incomoda que le insulten y agredan pues ya siente que es lo normal tratarse así con los clientes.
En los tres casos anteriores, la adaptación en principio es una cualidad, pero puede ser lo que te mantenga atado a resultados conformistas. Para que esta sea realmente aprovechada, debe ir de la mano de procesos de mejora continua, buscando una superación constante y un desarrollo sostenido. No significa entonces, como tal, aceptar lo malo para padecerlo sino para partir de una situación actual para transformarla.
Tomemos los tres ejemplos de párrafos anteriores. Supongamos que un mecánico no tiene la suficiente herramienta y se adapta a trabajar así, pero comienza a ahorrar para adquirir lo que le hace falta. Su adaptación le ayuda a iniciar su empresa, pero no le ata a permanecer pequeño sino le apoya para crecer.
Un mecánico un día se salta una comida por necesitar entregar un trabajo urgente, con los días, se da cuenta que el trabajo será así en lo sucesivo y quiere aprovechar que hay mucho, por lo que se adapta a ese ritmo optimizando sus procesos, mejorando sus métodos de trabajo y capacitándose para trabajar más rápido y mejor. Aprovecha para contratar personal que le ayude y se concientiza en que debe velar por su cuerpo y comienza a cuidar mucho su alimentación.
Otro recibe un reclamo muy ofensivo de un cliente y se da cuenta que hay clientes así, acepta el hecho de que existan personas con poca educación, pero analiza el porqué del reclamo. Acepta sus responsabilidades y corrige lo que debe, pero al mismo tiempo se hace el propósito de no fallar para no dar motivos y a su vez no vuelve a permitir que lo maltraten, da respeto para recibir respeto.
Estudia y comprende que, si hay clientes así, debe aprender a tratarlos e incluso, a rechazarlos de tal manera que no dañe la imagen por el rechazo, pero tampoco afecte la economía de su negocio por aceptarlos.
Haciendo el análisis comparativo de una adaptación negativa podemos pasar a la positiva, cambiando el enfoque de nuestro negocio.
Te invito a revisar cuáles son las costumbres que has adquirido en tu taller, cuáles te están atando a tu estado actual y cuáles te llevan a superarte. Una vez que las hayas identificado, podrás entonces saber cuáles de ellas debes cambiar y cuáles mantener y mejorar.
Te invito a ser inquieto, a preguntarte cada día qué opciones tienes para ser mejor, para adaptarte a las necesidades actuales para aprovecharlas y no para simplemente vivirlas o peor aún sufrirlas.
Así tu capacidad de adaptación te llevará a ser mejor, lejos del conformismo.