Industria automotriz, pilar en investigación y desarrollo

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Si bien en México los niveles de inversión en estas actividades son los más bajos de Latinoamérica, el sector automotor busca acelerar a fondo en la materia al vincular sus conocimientos con instituciones académicas y centros públicos y privados de investigación.
Actualmente, México ocupa el penúltimo peldaño en ciencia y tecnología entre los 30 países que  integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), debido a los bajos recursos económicos que destina a esas actividades en universidades y centros de desarrollo.

En la Semana de la Ciencia, Tecnología e Innovación 2008, organizada por universidades del país, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y la Global Network for Economics of Learning, Innovation and Competence Building Systems (Globelics), se confirmó que en nuestro país se destina alrededor de la mitad de recursos para investigación y desarrollo que en  otros países en condiciones equiparables.

De hecho, en México se asigna sólo 0.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) a actividades de desarrollo científico,  lo que significa que instituciones trabajen con recursos limitados en este ámbito. En  países como Brasil y la India, se invierte más del uno por ciento del PIB  para las mismas labores.

El promedio de inversión en desarrollo científico de la OCDE es de 2.26 por ciento; en la Unión Europea es de 1.81 por ciento; y Latinoamérica registra 0.57 por ciento.

Ante ello, el secretario general de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Sergio Alcocer Martínez de Castro, explicó que lo que se busca en la Ley de Ciencia y Tecnología vigente en el país es establecer un sistema formal que impulse la innovación, que vaya de la mano con estímulos y canalización de recursos para promover la investigación.

Leonardo Ríos, director adjunto de Desarrollo Tecnológico del Conacyt, mencionó que a pesar de que la economía mexicana ocupa el lugar número 12 y el sitio ocho como país exportador a  nivel mundial, son todavía pocas empresas las que producen investigación, causando que México se sitúe en la posición 60 en materia de competitividad.

Mayor impulso
El Gasto Federal en Ciencia y Tecnología (GFCyT), inversión realizada por las dependencias gubernamentales en estas actividades, para el 2008 asciende a 39 mil 83 millones de pesos.

Según especialistas, para que un país alcance el nivel de autosufiencia, debe destinarse aproximadamente 18 por ciento del gasto nacional; sin embargo en México en los últimos años se ha venido trabajando con cerca del tres por ciento.

A ello, dijo, se une la baja participación del sector privado en el gasto de investigación y desarrollo científico, al invertir el 47 por ciento del total de recursos destinados.

Por otro lado, agregó, hay una centralización de la investigación, ya que la ciudad de México que aporta entre el 21 y 22 por ciento del PIB, concentra casi el 50 por ciento de los miembros  del Sistema Nacional de Investigadores, pertenecientes a los Centros de Investigación de la UNAM, el Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM),  y diversos centros privados como el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) y el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), entre otras instituciones educativas de nivel superior.

Datos gubernamentales, señalan que en territorio nacional existen cerca de 35 mil investigadores, de los cuales 15 mil son certificados (que laboran en algún Centro de Investigación Público)y 20 mil que se encuentran en el sector industrial. Asimismo, predominan más de tres mil empresas que  hacen investigación, aunque en conjunto sólo registran 500 patentes anuales.

Es importante resaltar que en los últimos años, se ha llevado a cabo un esfuerzo importante de desarrollo e investigación en instituciones instaladas en el interior del país.

Por ejemplo, Monterrey, Nuevo León cuenta con el Parque de Investigación e Innovación Tecnológica; y en Guadalajara, Jalisco, el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente, cuenta con sus propios centros de desarrollo en la materia.

Desarrollo automotriz
Debido a que el sector automotor es de los más importantes de la economía nacional, al generar aproximadamente 500 mil empleos directos, aporta del 2.5 por ciento del PIB nacional y representa un porcentaje importante en las exportaciones, hoy en día requiere mayor competitividad para contender en el entorno global.

En ese contexto, es necesario y requisito indispensable llevar a cabo programas constantes de adelantos tecnológicos e investigaciones, por lo que  la industria junto con el gobierno e instituciones educativas, centros y laboratorios de investigación, han entablado lazos de colaboración a fin de favorecer el desarrollo del sector.

Para el ITESM,  la industria automotriz en México ha presentado un ascenso importante en los últimos años, pues existen más de 800 empresas fabricantes de autopartes y anualmente se exportan más de seis mil millones de dólares.

Esta institución en conjunto con T-Systems (antes Gedas IT), el Instituto Fraunhofer, el Instituto de Productividad y Logística de Alemania, apoyados por el Conacyt y la Secretaría de Economía (SE), hicieron posible la creación del Centro de Desarrollo de la Industria Automotriz en México (CeDIAM), con la capacidad de hacer grandes contribuciones a los fabricantes de automóviles.

Dicha institución, realiza investigaciones especiales y cuenta con bancos de información. Además, trabaja con una plataforma conformada por 33 campus, 15 laboratorios y centros de investigación, y más de 250 investigadores que prestan servicio de asesoría, desarrollo y apoyo en el sector automotriz.

UNAM, pilar de proyectos

Por otro lado, científicos del Centro de Investigaciones en Energía de la UNAM, campus Morelos, de igual forma trabajan en la producción de biodisel  de aceite vegetal y bioetanol, con el propósito de optimizar la producción de biocombustibles sustentables, amigables con el medio ambiente, como opción a las energías tradicionales.

Este energético, puede usarse como sustituto de vehículos que operan con motor a diesel, y puede mezclarse con gasolina para uso en automóviles.

Otro de los proyectos desarrollado en la máxima casa de estudios, a cargo del Instituto de Ingeniería, es la modernización de equipos y dispositivos de análisis, así como de la capacitación de la plantilla laboral para manejar las implementaciones de la compañía mexicana Control y Diagnóstico Automovilístico, encargada del mantenimiento y reparación vehicular.

La compañía optó por trabajar con la universidad y no importar el equipo tecnológico, lo que significó un ahorro importante en las finanzas de la empresa.

Posteriormente, investigadores del Instituto,  encabezados por el maestro en ingeniería, Lauro Santiago, colaboró con el Gobierno Federal para desarrollar los instrumentos que serían utilizados en los centros de verificación vehicular.

Tecnología trascendente
Actualmente, investigadores de la UAM, plantel Azcapotzalco, trabajan en el desarrollo de un automóvil destinado a personas con capacidades diferentes. La unidad tiene adecuaciones para sillas de ruedas y para que sean conducidos sin problemas.

Este diseño es pionero en su clase en el país, pues no hay transporte privado dirigido a cubrir las necesidades de personas con discapacidad, por lo que este vehículo podría comercializarse de manera exitosa.

“Para desarrollar tecnología y generar un proyecto que trascienda en la institución y no se quede intramuros de la universidad, es necesario destinar  mayores inversiones de tiempo y recursos al desarrollo”, comentó Ahmed Zekkour Zekkour, profesor investigador del Área Eléctrica del Departamento de Energía de la UAM, unidad Azcapotzalco.

Cabe destacar que el profesor Ahmed, junto con un equipo de investigadores, desarrollaron desde la década de los noventa, con ayuda de algunas empresas privadas e incentivos gubernamentales, el Vehículo Eléctrico de Carga (VEC).

Esta unidad funciona con motor eléctrico; no obstante, ofrece la posibilidad de operar con diesel, celdas de hidrógeno o sistemas híbridos, ya que el grupo de trabajo cuenta con el conocimiento necesario para implementarlos.

Para el desarrollo del  proyecto, se destinó una inversión del orden de un millón de pesos, pero para que el VEC pudiera ser producido en serie sería necesario disponer de al menos cinco millones de dólares.

El investigador explicó que uno de los aspectos relevantes para que los proyectos puedan integrarse al sector productivo es la vinculación, al hacer una colaboración conjunta con empresarios, quienes tienen la visión y la capacidad de planear hacia el futuro.

“El problema no sólo es destinar dinero, sino también tener una vinculación que permita que los desarrollos tecnológicos se apliquen productivamente en la industria y que resulten atractivos para que los empresarios quieran invertir en ellos”, recalcó.

Por citar algunos ejemplos, en el 2000 se creó la licenciatura en Ingeniería en Mecatrónica, que surgió de la necesidad que tenía el Centro Tecnológico en México Delphi (MTC, por sus siglas en inglés) de contar con gente capacitada en este  segmento de mercado.

Así, en alianza con el ITESM  se creó la ingeniería con el acuerdo de que la institución académica preparará a estudiantes con los conocimientos que después serían aplicados de manera puntual en el MTC. Para ello, Delphi invirtió 600 mil dólares en material de laboratorio.

De la misma manera, el Tecnológico de Monterrey mantiene un acuerdo con Nissan Mexicana para desarrollar a ingenieros con un alto potencial e incorporarlos a su plantilla.

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