¿Sabías que un problema en el taller bien planteado es un problema casi resuelto?
No hay un solo día en el que lo dueños de los talleres no se enfrenten a situaciones que los lleven a tomar decisiones. Ya sea que les llamemos retos o problemas, proyectos o conflictos, en todos estos casos los propietarios y jefes deben buscar cual es la mejor opción para el bien de su equipo.
Muchas veces he tocado el tema de la resolución de problemas, estas situaciones a las que nos enfrentamos constantemente y que en ocasiones son al parecer insalvables o demasiado difíciles, causando angustia, ansiedad y en casos extremos, depresión.
Algo que me parece increíble, es que a pesar de enfrentar problemas a diario, la gran mayoría de nosotros no cuenta con una estrategia planeada y estructurada para resolverlos. Intentamos resolverlos por intuición, por experiencia, pero en muchas ocasiones esto no es suficiente y el problema en lugar de solucionarse se agrava.
Conocí un taller que tenía muchos problemas, aparentemente de dinero y en lugar de analizar la situación, simplemente trataba de corregir su problema pidiendo créditos bancarios hasta que su deuda fue tan grande que hizo quebrar el negocio.
Visto desde fuera, el taller era lo que se puede llamar “un barril sin fondo”, los empleados robaban, los trabajos no salían a tiempo y si lo hacían, estaban mal hechos, la secretaria le pasaba clientes a la competencia. Se “perdía” herramienta, se dañaban equipos. Pero el dueño pensaba que todo lo podía solucionar metiendo más dinero.
¿Por qué a los seres humanos no nos gusta ver la realidad?
Es muy frecuente que aquellos que están sufriendo una problemática como la que expliqué en los párrafos anteriores, se bloqueen a los estímulos negativos. Digamos que es como si alguien que se considera feo, lo que menos quiere hacer es verse al espejo, y mucho menos frente a otras personas.
Un empresario que ha tomado decisiones erróneas, contratando gente deshonesta, solapando incompetencia, mostrándose débil frente a sus trabajadores, probablemente no quiera aceptar que se ha equivocado y menos aún que alguien más lo ponga en evidencia.
No hay manera de resolver un problema si no se plantea, y a su vez no se puede plantear si no se acepta, de tal manera que la única forma que un negocio crezca y se fortalezca es admitiendo sus deficiencias y debilidades, no para sufrirlas, sino para corregirlas.
A ninguno de nosotros nos gusta fallar o equivocarnos, pero como no somos perfectos, lo vamos a hacer. Siempre vamos a tener alguna deficiencia, pero si aceptamos nuestros errores, estamos en la posibilidad de analizar cómo corregirlos. Esconder lo que hacemos mal o cerrar los ojos a nuestros errores no corrige la situación, generalmente la agrava, tal como si sabiendo que los cimientos de un edificio están mal construidos, siguiéramos poniendo más y más pisos hasta que colapse.
Date la oportunidad de revisar tu taller, tal vez lo que veas no te agrade, pero si tomas conciencia de los problemas que tienes, entonces podrás decidir las estrategias a seguir para ir solucionando tu situación.
Anímate, muchos de los problemas de las empresas se pueden resolver de manera muy sencilla, solo es cuestión de aceptarlos, analizarlos y enfrentarlos.
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