Audi en Le Mans: ventaja a través de la eficiencia

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Sólo quedan dos semanas para que las 24 Horas de Le Mans celebren su 90 aniversario. Desde 1999, Audi ha dejado huella en la carrera de resistencia más importante del mundo como ningún otro fabricante de automóviles. Con once victorias en 14 participaciones, los hitos tecnológicos establecidos por la marca de los cuatro aros no tienen rival en la historia de Le Mans.

La carrera de las 24 horas de Le Mans ha ido incorporando numerosas innovaciones desde su edición inaugural en 1923. No hay otra disciplina del automovilismo de competición en la que la creatividad de los ingenieros se vea tan recompensada como en esta prueba, ya sea en términos de diseño como de ingeniería o materiales. Y muchas de las soluciones ensayadas y probadas en competición han demostrado también su potencial en el desarrollo de los modelos de producción de la marca de los cuatro aros.

Desde los frenos de disco (1953) a la turboalimentación (1974), desde el motor Wankel (1970) a los frenos de carbono (1990), desde la inyección directa de gasolina TFSI de Audi (2001) y el turbocompresor de geometría variable VTG en el motor de TDI de Audi (2011), hasta el R-18 e-tron quattro (2012). Desde que Audi se involucró en la carrera de resistencia más importante del mundo, la eficiencia ha adquirido una importancia fundamental, y se ha convertido en el eje de trabajo de la marca de los cuatro aros. La evolución aerodinámica y la construcción ligera han sido dos de las claves que han marcado el dominio de Audi en la prueba de resistencia más famosa del mundo.

Aerodinámica: evolución continua

Basta con comparar el Audi R8R de 1999 con el Audi R18 e-tron quattro para apreciar el avance que se ha producido en la aerodinámica de los prototipos de Le Mans de la marca de los cuatro aros. Y no sólo porque el primero fuera un prototipo abierto, frente a la carrocería cerrada del coche de carreras actual.

Aunque existen muchos otros factores, los tiempos por vuelta reflejan la importancia de estos avances: la vuelta rápida en carrera en 2006 conseguida por el Audi R10 TDI de 12 cilindros y 5.5 litros fue de 3m 31.211s. Seis años más tarde, en 2012, el Audi R18 Ultra con motor V6 TDI de 3.7 litros rebajó ese tiempo en más de siete segundos.

Optimizar la aerodinámica para adaptarse a las evoluciones de los neumáticos, los sistemas de propulsión o las normas que regulan la carrera es fundamental. Por ejemplo, debido al diferente proceso de combustión, la introducción del motor TDI en el Audi R10 en 2006 aumentó los requerimientos de refrigeración cerca de un 30 por ciento. Y el circuito especial de baja temperatura para refrigerar el sistema híbrido del Audi R18 e-tron quattro ganador en 2012 supuso otro reto técnico.

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