Porque los vivos saben que han de morir, pero los muertos no saben nada, ni esperan nada, pues su memoria cae en el olvido.
Sus amores, odios, y pasiones llegan a su fin, y nunca más vuelven a tener parte en nada de lo que se hace en esta vida.
Eclesiastés 9:5,6.
Pero yo siempre tendré esperanza, y más y más te alabaré.
Todo el día proclamará mi boca tu justicia y tu salvación, aunque es algo que no alcanzo a descifrar.
Soberano señor, relataré tus obras poderosas y haré memoria de tu justicia, de tu justicia solamente.
Salmo 71: 14,15.
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El amor verdadero, el que no espera nada, el que lo entrega todo a sabiendas que nada obtendrá y, aun así, nunca es suficiente.
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Era una mañana agitada, eran las 8:30 am, cuando un señor de unos 80 años llegó al hospital para que le sacaran los puntos de un pulgar.
El señor dijo que estaba apurado y que tenía una cita a las 9:00 am, comprobé sus señales vitales y le pedí que tomara asiento, sabiendo que quizás pasaría más de una hora antes que alguien pudiera atenderlo.
Lo vi mirando su reloj y decidí que ya que no estaba ocupado con otro paciente, podría examinar su herida. Mientas realizaba las curas, le pregunté si tenía cita con otro médico esa mañana, ya que lo veía apurado.
Me dijo que no, que necesitaba ir al geriátrico para desayunar con su esposa.
Le pregunté sobre la salud de ella.
Respondió que hacía tiempo que ella estaba allá, ya que padecía Alzheimer, le pregunté si ella se enfadaría si llegaba un poco tarde.
Me respondió que hacía tiempo que su esposa no sabía quién era él, que hacía cinco años no podía reconocerlo.
Al escuchar esto me sorprendió, le pregunté: ¿Y sigue yendo cada mañana, aun cuando no sabe quién es usted?
Él sonrió y me acarició la mano, me contestó: “Ella no sabe quién soy, pero yo, aún sé quién es ella.
Se me erizó la piel y tuve que contener las lágrimas mientras él se iba y pensé: “Ese es el tipo de amor que quiero en mi vida”.
El amor verdadero, no es físico ni romántico, es la aceptación de todo lo que es, ha sido, será y no será.
La gente más feliz no necesariamente tiene lo mejor de todo, ellos sólo hacen todo lo mejor que pueden.
La vida no se trata de cómo sobrevivir a una tempestad, sino como bailar bajo la lluvia.
Colaboración Lino Delgado.
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