Una conducción segura se logra al tomar en cuenta diversos factores, uno de los más importantes es el clima, no es lo mismo conducir en piso seco que en mojado, por ello, en época de lluvia es necesario tomar medidas precautorias para evitar accidentes. Algunas de ellas son:
Prestar atención durante la conducción a los vehículos de enfrente, objetos y personas que se encuentren en nuestro camino, esto nos permitirá reaccionar con tiempo suficiente y realizar un frenado gradual para evitar derrapes causados por pérdida de contacto con la superficie del camino.
Disminuir la velocidad y duplicar la distancia respecto al vehículo que se encuentre delante del nuestro, ya que el agua se comporta como lubricante en la superficie del camino y puede derivar en pérdida de tracción de los neumáticos.
Los primeros momentos de la lluvia llegan a ser más peligrosas, ya que el agua remueve la grasa, aceite, diesel y gasolina, haciendo al pavimento más resbaladizo. A medida que cae más agua de lluvia el pavimento se limpia y tendremos mayor seguridad, sin embargo no debemos confiarnos ni exceder la velocidad.
Hay que tener especial cuidado con los peatones; al estar lloviendo, muchos de ellos pueden cruzar las calles repentinamente y de manera imprudente.
El adecuado inflado de las llantas es un factor útil, ya que su agarre será el óptimo y disminuirá por mucho las posibilidades de un percance.
¡Los charcos!
Otro factor son los “charcos”, esas acumulaciones de agua que se producen en las ondulaciones y desniveles del camino. A diferencia de los charcos grandes, los pequeños suelen ser imperceptibles y producen una capa de agua que al pasar por encima de ella produce hidroplaneo y puede perderse el control del vehículo, ya que la dirección queda sin control y los frenos se hacen inútiles.
La solución está en conducir despacio, de modo que si el vehículo llega a patinar, la misma velocidad le permita retomar el control sin necesidad de frenar bruscamente.