Ernst Prost, director gerente de Liqui Molly, lanzó una reflexión sobre la propulsión del futuro y especifica que no será por que se acabe la gasolina o el petroleo lo que provocará la migración, al contrario será la innovación que permita el mejor equilibrio ecológico la que se quedará impulsando a los autos que vendrán.
El directivo no se atreve a dar una respuesta clara sobre si serán los coches eléctricos o los de hidrógeno los que ganen esta competencia, porque no descarta que motores de diésel y gasolina optimizados con combustibles sintéticos y más ecológicos se queden en el mercado.
“Creo que los motores de gasolina y diésel a día de hoy no han alcanzado todavía el máximo desarrollo tecnológico. Se pueden optimizar todavía. Lo decisivo es el equilibrio ecológico de un motor, incluyendo aquí los costes de fabricación y la carga ambiental que van ligadas a la producción de las baterías. Y es aquí donde tengo mis reservas respecto a la rentabilidad absoluta y el impacto medioambiental de los motores eléctricos”, señaló Prost.
Mejorar lo viejo en lugar de obstinarse con algo nuevo puede ser la respuesta, según el directivo de Liqui Molly, y es que enfatiza que la propulsión a diésel tiene todavía un enorme margen de mejora que puede convertir este sistema de propulsión no solo en rentable, sino también en más respetuoso con el medio ambiente
“Cuando veo las impresionantes mejoras que alcanzamos con tan solo combinar aceites modernos con nuestros aditivos, me atrevo a pronosticar que el motor de combustión todavía no ha perdido, ni de lejos, la batalla contra el motor eléctrico”, aclara.
El ejecutivo señala que hay en juego miles de trabajo de una industria ya desarrollada y que los actores que presionan por tecnologías verdes, deberían dar una oportunidad a los ingenieros para mejorar lo que hay.
Como un punto débil de los eléctricos, señala que para mantener este tipo de movilidad habrá que mantener contaminantes centrales eléctricas o nucleares, yendo en contra de lo que los vehículos verdes proponen.
Para Prost, “un mix de tecnologías diversas y diferentes (son el futuo). Pero nunca un monocultivo impuesto al país de los inventores e ingenieros”.
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