Alto a la contaminación

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La contaminación ambiental le hizo a la Ciudad de México ganarse el año pasado un lugar en la lista de los 35 sitios que padecen este grave problema en el mundo. Incluso, se dice que los niveles de ozono en la capital del país son aún más altos que en las metrópolis estadounidenses de Los Ángeles o Houston.

Según los expertos, quedaron atrás las emergencias ambientales de la década de los 90, cuando los vehículos eran retirados temporalmente de las calles y los niños debían mantenerse en sus aulas o casas sin hacer ejercicio al aire libre hasta que el medio se limpiara.

Y aunque hoy en día, predominan “medidas ambientales” y “mejores gasolinas”, lo que de alguna forma ha puesto un significativo alto a la contaminación en el país es el incremento de autos nuevos al parque vehicular, derivado de que las armadoras e instituciones bancarias, principalmente, han otorgado mayores créditos automotrices a la población

Así, un porcentaje considerable de la población puede adquirir vehículos nuevos con inyección electrónica y convertidores catalíticos que emiten hasta 20 veces menos tóxicos que los modelos de autos más viejos.

Otro de los beneficios de los créditos automotrices ha sido que ahora se tiene la oportunidad, en casi todos los niveles socioeconómicos, de adquirir una unidad nueva y no inclinarse por los llamados “chocolate”, los cuales por ser obsoletos, generan una alta capa de ozono al ambiente.

Lo anterior, también ha generado que cada año se sumen, al menos 200 mil vehículos a la flota vehicular y el número de unidades en circulación en la Zona Metropolitana del Valle de México ascienda a más de cuatro millones, con un crecimiento anual de 10 por ciento.

Cabe resaltar que en los últimos seis años, la cifra de automotores se duplicó mientras las vialidades primarias únicamente crecieron 16 por ciento en las zonas oriente y poniente, con un total de 150 kilómetros, provocando que la circulación promedio en la ciudad sea de 12 kilómetros por hora.
Ante esa situación, expertos en la materia, advierten que de prevalecer este ritmo de crecimiento de los automotores, que beneficia sólo a dos de cada 10 personas, la sociedad se encontrará en un “callejón sin salida, por lo que plantean seis estrategias: ofrecer un transporte colectivo de calidad; rescatar espacios peatonales e incentivar el uso de la bicicleta; moderar el uso del automóvil; modernizar el transporte; e impulsar tecnologías limpias.
Éste último, ahora se ubica entre los aspectos principales para combatir la contaminación, siendo los combustibles alternos las opciones más viables. Y aunque existen diversas opciones, actualmente el etanol es el que se visualiza como la mejor opción, tanto industrialmente como para combatir a la capa de ozono.

No obstante, sería bueno que no sólo se volteará a ver a dicho biocombustible como la mejor alternativa, pues también predominan otras fuentes de energía que pueden ser aprovechadas en los automotores, tal como sucede con la electricidad, que si bien ya se usa en una buena cantidad de modelos, mediante celdas o pilas, podría explotarse aún más a nivel nacional.

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