Sales en la mañana y te subes al coche. Ellas están ahí, pero nunca les haces caso. Comienza a llover una mañana de mucho frío y los vidrios se empiezan a empañar. ¿Quienes están? Hablamos de las líneas en el medallón o parabrisas trasero del automóvil.
Tienen una misión sencilla: desempañar el vidrio al que se encuentran pegadas, pero ¿cómo funcionan? Eso es de lo que el día de hoy vamos a hablar.
Sigamos en nuestro imaginario: los vidrios se empañan al paso que comenzamos a sentir calor, pero la lluvia no nos permite bajar las ventanillas, por lo que activamos el desempañador para ver hacia enfrente. Pronto, nos damos cuenta de que no vemos hacia atrás y encendemos el desempañador trasero y lentamente empezamos a ver por el espejo retrovisor al hombre que va en el coche de atrás muriendo de frío.
El fenómeno de la condensación es lo que “filtra” el agua al otro lado, y es que esto se da por lo frío del metal y lo cálido del interior del vehículo, generando que queden estos residuos líquidos en el vidrio por la parte interior.
Con aire frío o caliente, se logra desempañar el parabrisas, ¿pero el medallón?
Estas delgadas líneas color café son cables de muy bajo voltaje que no dan toques ni dañan a las personas. Conforme la energía fluye, ellos comienzan a generar calor y cada vez un poco más, hasta que logran romper con la condensación.
Sigues tu camino, y llegas a la oficina sano y salvo, gracias a que pudiste ver todo a tu al rededor, como en un día soleado.
¿Habías puesto a pensar cómo esto ocurre?
Pero eso no es todo
Pues también está la pregunta, ¿por qué no tienen otra forma, si se podría tener la misma función? Y también hay una respuesta.
Las formas ayudan a que mejore la visibilidad al ver por el retrovisor, por lo que es la mejor forma de optimizar esto. Peculiar, ¿cierto?
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